04/07/2025 - Edición Nº878

Internacionales

Moneda y soberanía

Giorgia Meloni vs. Francia: el Franco CFA como arma de dominación en África

18/05/2025 | Las críticas de la primera ministra italiana al Franco CFA son una denuncia coherente con los principios de economía sobre soberanía monetaria y libre mercado.



Una denuncia que no fue un exabrupto

Cuando Giorgia Meloni exhibió un billete de Franco CFA en televisión para denunciar el neocolonialismo francés en África, muchos la acusaron de simplismo y demagogia. Sin embargo, su gesto se alinea con una preocupación profunda y legítima: el uso del dinero como instrumento de control político. Desde la perspectiva de la Escuela Austríaca, que defiende la descentralización monetaria y el respeto irrestricto a la propiedad, la crítica al Franco CFA es no solo válida, sino urgente.

El valor del dinero no se limita a su función de intercambio. También define jerarquías de poder y canales de dependencia. La imposición del Franco CFA en 14 países africanos condiciona toda su economía al arbitrio de decisiones tomadas en París. En este contexto, la denuncia de Meloni cobra una profundidad teórica que va más allá del oportunismo político.

Soberanía monetaria

El Franco CFA, vigente desde 1945, impone condiciones monetarias dictadas desde el exterior. Aunque sus defensores destacan su estabilidad cambiaria, el coste de esa "estabilidad" es la pérdida de soberanía. Como advirtió Friedrich Hayek en La desnacionalización del dinero, una moneda controlada por un Estado ajeno socava la capacidad de las comunidades para responder a sus propias condiciones económicas.

La Escuela Austríaca postula que el mercado debe determinar qué moneda utilizar y en qué condiciones. En el caso africano, los países del CFA deben depositar la mitad de sus reservas en el Tesoro francés, renunciando a su autonomía cambiaria y financiera. Para los austríacos, se trata de un sistema que perpetúa un monopolio monetario extranacional contrario a toda lógica de mercado libre.


¿Qué pasaría si el gobierno permitiera que cualquiera usara la moneda de su elección? ¿Qué pasaría si el gobierno permitiera a los empresarios innovar en el sector monetario, por ejemplo creando monedas digitales o acuñando dinero como materia prima? Es precisamente lo que se pregunta el economista austriaco F. A. Hayek en esta obra.

El dinero como herramienta de dominación

La tesis de Meloni, en este sentido, no es una rareza ideológica. Como plantea Ludwig von Mises, el dinero no puede ser neutral cuando su emisión y circulación están sometidas a una voluntad política exterior. El Franco CFA actúa como un freno estructural a la capacidad de los países africanos para desarrollar una economía orgánica basada en sus condiciones locales.

Al obligar a los países a atarse a un tipo de cambio fijo, sin margen para responder a sus propias realidades, se cancela la posibilidad de generar políticas anticíclicas o estimular sectores estratégicos. Es un modelo estático que reduce la economía africana a un satélite monetario europeo.


El franco CFA se creó el 26 de diciembre de 1945, fecha en que Francia ratificó los Acuerdos de Bretton Woods e hizo su primera declaración de paridad con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Migración como efecto colateral de la dependencia

Meloni fue más lejos: relacionó este sometimiento monetario con la migración forzada. Y aunque su argumento fue tachado de oportunista, no carece de coherencia. La Escuela Austríaca advierte que las distorsiones artificiales en los precios, como el tipo de cambio fijo impuesto por Francia, generan incentivos desalineados con la realidad económica. El resultado: desinversión, dependencia y éxodo.

En contextos donde los individuos no encuentran oportunidades reales de progreso, la migración se convierte en una consecuencia racional. Si los países africanos no controlan su moneda, tampoco pueden decidir libremente sobre sus estructuras productivas. El resultado es la pérdida de capital humano y el deterioro institucional continuo.

Una forma moderna de planificación central

El Franco CFA no sólo encarna una injerencia monetaria; representa también una injerencia institucional. Al subordinar los bancos centrales africanos a la validación del Tesoro francés, se neutraliza el principio de responsabilidad local. Para los austríacos, esta alienación de funciones es una forma moderna de planificación central, rechazada por su ineficacia histórica.

La historia económica enseña que la planificación central, aun en sus formas "suaves", termina asfixiando la creatividad y la adaptación. El caso del CFA es ilustrativo: no hay política monetaria autónoma, ni posibilidad de evaluar alternativas. El resultado es un estancamiento crónico.

Estabilidad no es libertad

Es cierto que el CFA ha traído cierta estabilidad nominal. Pero como ha argumentado Murray Rothbard, la estabilidad per se no es un valor si se obtiene a costa de la libertad. Lo que África necesita no es estabilidad dictada desde París, sino un orden monetario propio, abierto a la competencia y sin corsés políticos.

La supuesta "estabilidad" también ha servido para perpetuar privilegios comerciales y facilitar la fuga de capitales. Las empresas europeas operan en estos países con garantías que ninguna compañía local puede igualar. Este desequilibrio estructural desincentiva la inversión productiva nacional y refuerza la dependencia externa.


Murray Newton Rothbard fue un economista​ perteneciente a la escuela austriaca de economía, ​​​ historiador​​ y teórico político​ estadounidense.

Una señal incómoda para Europa

Meloni, al visibilizar este debate, ha tocado una fibra que muchos líderes europeos prefieren ignorar: que la dominación económica puede ser más sutil y duradera que la militar. Y en tiempos donde se proclama el respeto a la autodeterminación, mantener un sistema como el CFA es, como mínimo, contradictorio.

No se trata de renegar de la cooperación internacional, sino de redefinir sus términos. Desde la óptica austríaca, las relaciones voluntarias y simétricas generan desarrollo; las dependencias impuestas, estancamiento y resentimiento. Europa debe decidir cuál de estos caminos desea fortalecer.


Giorgia Meloni es una periodista y política conservadora italiana que desempeña el cargo de presidenta del Consejo de Ministros de Italia desde octubre de 2022.

Libertad monetaria como condición de desarrollo

La denuncia de la primera ministra italiana debe entenderse como una defensa de la libertad monetaria. Desde la óptica austríaca, liberar a África del yugo del Franco CFA no es un acto simbólico, sino una condición necesaria para cualquier desarrollo económico autónomo y sostenible.

Meloni, lejos de recurrir a un discurso superficial, ha expuesto un problema estructural que impide a millones de africanos tomar el control de su destino económico. Si Europa quiere ser parte de la solución, debe comenzar por desmontar los últimos vestigios de su imperio monetario.