19/05/2025 - Edición Nº832

Internacionales

Presión social

Gustavo Petro agita la calle para imponer su consulta y desafiar al Congreso de Colombia

19/05/2025 | El presidente colombiano refuerza su estrategia de movilización con huelgas y cabildos, frente al bloqueo legislativo de sus reformas sociales clave.



De la plaza a la huelga

Gustavo Petro ha decidido llevar la confrontación institucional a un nuevo terreno: la calle. Ante la imposibilidad de avanzar con sus reformas sociales en el Congreso, el presidente de Colombia apuesta por una consulta popular respaldada por una ola de movilizaciones. El giro es significativo: de los cabildos abiertos en plazas públicas a una convocatoria nacional de huelga.

La iniciativa se consolida como una estrategia de presión directa contra el Legislativo, al que Petro acusa de bloquear el "cambio profundo" que prometió en campaña. En este contexto, el mandatario apela a la movilización popular como forma de legitimidad paralela.

La estrategia del poder constituyente

Petro ha insistido en que la consulta popular será un mecanismo para destrabar su programa, especialmente las reformas de salud, pensiones y trabajo. Aunque aún no hay un texto oficial ni una convocatoria formal, los discursos del presidente han puesto en marcha una maquinaria social que incluye sindicatos, movimientos indígenas, estudiantes y bases del Pacto Histórico.

La Central Unitaria de Trabajadores (CUT) y Fecode ya respaldaron la propuesta de huelga. En paralelo, el petrismo impulsa cabildos abiertos en todo el país para debatir los ejes de la consulta. El mensaje implícito es claro: si el Congreso no legisla, el pueblo decidirá.

La tensión institucional crece

La oposición ha reaccionado con dureza. Voceros de los partidos tradicionales acusan al presidente de usar la calle para reemplazar las instituciones representativas. "Gobernar sin mayorías no significa gobernar contra el Congreso", alertó un senador del Partido Liberal.

Los organismos de control aún no han intervenido, pero la Registraduría, el Consejo Nacional Electoral y la Corte Constitucional tendrán que pronunciarse si la consulta avanza. Por ahora, el escenario es de tensión creciente y alta polarización.

La calle como espacio de poder

La apuesta de Petro recuerda modelos de poder constituyente presentes en la región. El discurso de "no hay poder por fuera del pueblo" y la dicotomía entre oligarquía y mayoría popular refuerzan una narrativa confrontativa. Para sus adversarios, es un camino riesgoso que socava la institucionalidad; para sus seguidores, es la única forma de lograr transformaciones reales.

El futuro inmediato

Mientras se organiza la huelga, crecen las dudas sobre el contenido y viabilidad jurídica de la consulta. Petro, sin embargo, ya ha ganado un espacio simbólico: el de la acción directa. La capacidad del petrismo para mantener movilizada a su base podrá definir si esta estrategia logra doblegar al Congreso o si se convierte en un nuevo foco de desgaste.

La consulta popular de Petro se presenta como un último recurso frente al estancamiento legislativo. Aunque el impulso popular puede otorgarle legitimidad, también conlleva el riesgo de agudizar la fragmentación institucional y erosionar la gobernabilidad. En este punto, el éxito de la estrategia dependerá menos del respaldo masivo y más de su viabilidad jurídica y del equilibrio entre presión social e institucionalidad.