
La ciudad de Salto, en el noroeste de la provincia de Buenos Aires, atraviesa una emergencia sin precedentes tras el desborde del río Salto, cuyo nivel superó los 10 metros, marcando un récord histórico. En una entrevista transmitida por A24, el intendente Ricardo Alessandro se quebró al aire mientras relataba la dramática situación de la población: “Esto es un infierno”, expresó entre lágrimas.
El jefe comunal informó que hay al menos 6.000 personas evacuadas o autoevacuadas y alrededor de 14.000 vecinos afectados por el agua: “nunca vimos una crecida así".
"Sectores del pueblo que jamás se habían inundado hoy están completamente tapados”, explicó. La vía del ferrocarril Belgrano, que históricamente funcionaba como barrera natural, fue superada por la crecida, duplicando la zona de impacto.
Además del desastre hídrico, Alessandro denunció una preocupante ola de inseguridad en medio del caos. Habló de tiroteos entre delincuentes y reclamó presencia del Estado nacional para frenar la violencia: “Es algo increíble lo que estamos viviendo. Necesitamos ayuda ya”.
Desde el municipio se conformó un Comité de Crisis junto a Bomberos y Defensa Civil, enfocado en rescatar personas y asistir a más de 400 evacuados, además de centenares de autoevacuados que se alojan en casas de familiares.
“Esto es una tragedia. El pueblo está devastado. No tenemos recuerdos de algo así”, sostuvo visiblemente conmovido. El intendente también apuntó contra la falta de infraestructura hidráulica y calificó la situación como una “catástrofe histórica” para la región.
En paralelo, la ciudad de Campana también sufre graves consecuencias por el temporal: en apenas 24 horas cayeron más de 400 milímetros de lluvia.
Las calles se convirtieron en ríos, hay múltiples viviendas anegadas, vehículos arrastrados por la corriente y personas desaparecidas. Los equipos de emergencia trabajan sin descanso para asistir a los damnificados y continuar con las tareas de búsqueda.
FS