20/05/2025 - Edición Nº833

Internacionales

Elecciones Venezuela

¿Puede el voto de Requesens cambiar el rumbo de Venezuela frente al imperio chavista?

20/05/2025 | El exdiputado, ahora candidato a la Gobernación de Miranda, defiende la participación como vía para recuperar espacios políticos.



La apuesta de Requesens por las urnas

A menos de una semana de las elecciones legislativas y regionales en Venezuela, el nombre de Juan Requesens resurge con fuerza en el panorama político. El exdiputado y ex preso político, encarcelado en 2018 tras ser acusado de participar en un supuesto intento de magnicidio contra Nicolás Maduro, se presenta ahora como candidato a la Gobernación de Miranda, una región estratégica que abarca buena parte del área metropolitana de Caracas.

En un contexto de fuerte escepticismo hacia el sistema electoral venezolano, Requesens ha adoptado una posición clara: la participación es necesaria, aun cuando no existan garantías plenas de imparcialidad. “Nada nos asegura que no nos vuelvan a robar, pero si no votamos, se van a quedar con todo”, expresó recientemente en una entrevista. Con esta frase, se distancia de otros referentes opositores como María Corina Machado, quien llama a boicotear el proceso del 25 de mayo por considerarlo ilegítimo.

Divisiones en la oposición

Las tensiones dentro del bloque opositor se han hecho cada vez más evidentes. Mientras una parte apuesta por la confrontación directa y la denuncia internacional, Requesens propone una estrategia de reconstrucción desde abajo: recuperar cargos regionales y legislativos como trincheras de resistencia institucional.

Su candidatura en Miranda tiene un valor simbólico y práctico. Se trata de uno de los territorios históricamente disputados entre el chavismo y la oposición. Perderlo por abstención implicaría —según su diagnóstico— ceder un bastión clave sin dar la pelea.

Requesens no oculta su preocupación ante el creciente desencanto popular con los mecanismos democráticos. Su discurso intenta dar un giro emocional y pragmático al dilema: no se trata de confiar en el sistema, sino de usar cada resquicio posible para desgastar al poder.

Campaña sin promesas, pero con urgencia

Lejos de centrarse en propuestas específicas sobre gestión pública, la campaña de Requesens ha sido, hasta ahora, un llamado casi existencial a no rendirse. Su mayor enemigo no es solo el chavismo, sino la resignación.

El mensaje apunta a movilizar al electorado tradicionalmente opositor, especialmente a los jóvenes y sectores medios desencantados. Requesens representa una generación que vivió la represión en carne propia y que, a pesar de ello, busca reinsertarse en la política institucional.

Riesgos y oportunidades

La decisión de participar en un proceso electoral bajo un régimen autoritario no está exenta de riesgos. Los antecedentes de fraude, inhabilitaciones y manipulación judicial pesan sobre cualquier intento de competencia. Pero Requesens insiste: la abstención ha sido el camino más directo hacia la pérdida total de representatividad.

Apostar por las urnas, aunque defectuosas, sería —en su visión— una forma de mantener encendida la llama del cambio. Una estrategia a largo plazo que busca no ceder espacios por defecto y mantener una estructura de oposición activa en el terreno.

Conclusión

El caso de Requesens refleja el dilema existencial de la oposición venezolana: cómo actuar frente a un sistema cerrado sin legitimar su funcionamiento. Su postura —arriesgada y controvertida— se sitúa en el centro de un debate que marcará el rumbo de los próximos años. No es sólo una contienda regional: es una batalla por el sentido mismo de hacer política en un país donde las reglas están en permanente disputa.