20/05/2025 - Edición Nº833

Política

Opinión

Se impone una nueva mayoría: los que no votan

20/05/2025 | Milei no solo no revirtió el cansancio con la política sino que lo profundizó. De ser síntoma pasó a ser causa de la enfermedad.


por Octavio Majul


El domingo pasado quedará para la historia como aquel en el que se celebraron las elecciones porteñas con menor participación de su corta historia. La autonomía política de la Ciudad fue resultado de un pacto -reelección por autonomía- entre el peronismo y el radicalismo en 1994 y resultó un tiro en los pies para ambos partidos. El ballotage cuasi obligatorio le hizo virtualmente imposible gobernar la Ciudad al peronismo. Al radicalismo lo obligó a confrontarse con la verdad: son un partido anacrónico.

En la ciudad donde el radicalismo domina los poderes políticos menos democráticos -Univesidad y Poder Judicial-, los votos hicieron del PRO una alternativa más atractiva para condensar el antiperonismo. Y a partir de la ciudad, catapultarse como la identidad nacional antiperonista por excelencia hasta llegar a la presidencia . Ahora La Libertad Avanza parece haber utilizado la ciudad para condenar a la extinción, también, al PRO

La primera elección de la Ciudad fue en 1997, la democracia porteña tiene 14 años menos que el retorno a la democracia pero aún así sirve de termómetro para medir la democracia argentina en general. Si en 2019 votó el 79,78% del padrón, en 2021 un 71,72% y en 2023 un 64,16%, en 2025 solo un 53,35% eligió quién lo gobierne. La lectura es evidente: cada año menos porteños se acercan a votar. Cada vez sienten que es irrelevante elegir uno u otro candidato. Descreen de la política en su conjunto.

En esto, la ciudad de Buenos Aires, a diferencia de su historia, no se corta sola. Las participación en las elecciones de Chaco (52%), Santa Fe (53%), Salta (59%), Jujuy (65%) y San Luis (65%) confirman el caso porteño: la nueva mayoría son quienes no votan, los que están tan cansados de la política que prefieren no ir a votar. Sería impactante si, por ejemplo, a los porcentajes obtenidos el domingo en la ciudad por cada partido lo dividieramos a la mitad. Allí tendríamos la real proporción de ciudadanos que eligió a cada partido. Solo el 15% de los porteños elige a Manuel Adorni, el 13,5% a Leandro Santoro. La política es la que pierde. Aunque en realidad es la sociedad la que siempre pierde.

La victoria de La Libertad Avanza recibe entonces un matiz y una advertencia. La victoria de Javier Milei en las presidenciales en 2023 fue síntoma de la pérdida de representatividad de las fuerzas políticas tradicionales. Es decir, que Milei ganó por el cansancio con la política ya lo sabemos todos.

Pero esto también implica que si la participación electoral se redujó drásticamente dos años después, Milei no solo no revirtió el cansancio con la política sino que lo profundizó. De ser síntoma pasó a ser causa de la enfermedad: Milei triunfa en un juego que cada vez juegan menos. Es posible que su felicidad triunfante lo aleje de esos argentinos que, fruto de su desesperación, ya no creen en la política. La historia decidirá si el domingo pasado fue el de menor participación electoral de la democracia porteña o si el espiral de desafección política se profundizará.