
En el Centro de Atención Institucional de Pococí, provincia de Limón, los guardias penitenciarios interceptaron a un gato que merodeaba el perímetro de la cárcel. Lo que parecía una anécdota insólita se convirtió en un caso penal cuando descubrieron que el animal tenía drogas adheridas al cuerpo.
El gato —bautizado en redes como "Narcomichi"— llevaba 235 gramos de marihuana, 67 gramos de crack y papel para armar cigarrillos. El felino fue entregado al Servicio Nacional de Salud Animal (SENASA), donde fue examinado por veterinarios antes de ser puesto en observación. Según las autoridades, los estupefacientes estaban sujetos con telas envueltas a su lomo, sin causar heridas visibles.
Aunque la escena causó revuelo mediático y memes en redes, el Ministerio de Justicia y Paz de Costa Rica adoptó un tono serio: calificó el hecho como una nueva estrategia del crimen organizado para burlar los controles penitenciarios. El director del sistema penitenciario confirmó que se ha iniciado una investigación interna y externa para determinar quién o quiénes estaban detrás del uso del animal.
El fenómeno no es nuevo en el país. En 2018, un gato fue atrapado con un morral que contenía marihuana y dos celulares en el penal La Reforma. En 2021, otros casos similares ocurrieron en las cárceles Jorge Arturo Montero y Nelson Mandela, donde felinos también fueron usados como mensajeros narcos.
Expertos en criminología consultados por medios locales explicaron que estos métodos reflejan la creatividad de las bandas criminales, que aprovechan el acceso irregular de animales a los perímetros carcelarios. “El gato no despierta sospechas, no necesita entrenamiento complejo y puede ser manipulado con alimento”, dijo un funcionario.
El Ministerio de Justicia reiteró su compromiso con una política de cero tolerancia al narcotráfico en cárceles y anunció la revisión de protocolos de seguridad, especialmente en áreas abiertas donde animales pueden ingresar sin ser detectados fácilmente.
#Tendencia | En Costa Rica, capturaron a un gato que portaba dos paquetes de marihuana y cocaína adheridos a su cuerpo.
— El Urbano (@elurbanonews) May 19, 2025
El felino ha sido apodado como Narcomichi, quien encontrado en una zona verde del penal de máxima seguridad de Pococí en Costa Rica.
Según las autoridades,… pic.twitter.com/VQvLwkJeGY
Aunque parezca anecdótico, el caso de “Narcomichi” revela vacíos estructurales en el sistema penitenciario costarricense. El uso de animales como correos de droga no solo desafía las medidas de seguridad, sino que expone una red de complicidades aún no desarticulada. Mientras tanto, la imagen del gato con drogas adheridas circula como símbolo de una realidad más oscura: la creatividad del crimen frente a un Estado que reacciona tarde.