
El Tribunal Constitucional Plurinacional de Bolivia decidió inhabilitar al expresidente Evo Morales como candidato para las elecciones presidenciales de 2025. La medida se basa en una interpretación del artículo constitucional que restringe a dos mandatos presidenciales, continuos o no. Morales ya ocupó la presidencia entre 2006 y 2019, acumulando tres mandatos consecutivos tras una controvertida reelección en 2014 y una cuarta candidatura forzada en 2019.
La decisión del tribunal responde a la necesidad de garantizar claridad jurídica y respeto a los límites institucionales, especialmente en un país que ha atravesado tensiones recurrentes por el abuso de mecanismos legales para perpetuar el poder.
Morales calificó la inhabilitación como un acto de "miedo político" y aseguró que se trata de una "injusticia". Su entorno más cercano, así como movimientos campesinos y sectores del antiguo aparato del MAS, iniciaron movilizaciones para exigir su habilitación.
Estas protestas han derivado en tensiones con las fuerzas de seguridad, evidenciando que el liderazgo de Morales sigue generando una fuerte polarización social, en momentos en que Bolivia enfrenta desafíos económicos y demandas de institucionalidad.
🇧🇴Evo Morales - "Deseamos que el chavismo gane en Venezuela", afirmo Evo Morales sobre las elecciones en Venezuela, mientras María Corina estaba inhabilitada para competir.
— DatoWorld (@DatosAme24) May 22, 2025
22 Mayo - Evo inhabilitado y sin poder presentar candidaturas en Bolivia pic.twitter.com/x4IVxyBczH
Lejos de construir una transición ordenada o apoyar nuevos liderazgos dentro del MAS, Morales ha intentado retomar el control político a través de nuevas agrupaciones, como EVO Pueblo, sin personería jurídica reconocida. También intentó inscribirse por otros partidos menores, sin éxito.
Mientras tanto, el MAS ha comenzado a apoyar a figuras como Eduardo del Castillo, buscando mantener presencia electoral sin depender exclusivamente de la figura de Morales. El país observa con atención si la formación podrá renovarse o si quedará atrapada en su conflicto interno.
Contrario a la narrativa de victimización, el fallo del Tribunal Constitucional representa una aplicación técnica de la ley, no una persecución política. Morales ya fue beneficiado en el pasado por interpretaciones favorables, incluida una resolución del mismo tribunal en 2017 que habilitó su cuarta candidatura bajo el argumento de "derechos humanos".
Hoy, el propio sistema judicial pone un freno a esos excesos pasados, marcando un precedente importante para el fortalecimiento de las reglas democráticas y los límites del poder personal.
Andrónico no es renovación ni cambio.
— Juan Pablo Chamón (@ChamonJp) May 22, 2025
Es la continuación de la impunidad, no solo de Evo Morales, sino de todo un sistema criminal. pic.twitter.com/AyVRlLiBU9
La inhabilitación de Morales no debería ser entendida como una anomalía, sino como una señal saludable de que la alternancia en el poder es un principio fundamental de la democracia. Persistir en figuras que buscan volver una y otra vez impide la renovación política y genera tensión institucional.
Bolivia enfrenta un momento decisivo: elegir entre el caudillismo del pasado o un futuro donde el respeto a las normas y el fortalecimiento de las instituciones prevalezca. El país tiene derecho a pasar página.