24/05/2025 - Edición Nº837

Policiales

Horror en el sexto piso

El infierno puertas adentro: cómo era la escena de la masacre de Villa Crespo

22/05/2025 | Las heridas, las posiciones de los cuerpos y una carta escrita con desesperación revelan detalles de un ataque demencial.



La escena que descubrió la empleada doméstica al ingresar al departamento del sexto piso de Villa Crespo era impactante: su patrona estaba muerta con una herida en el corazón, el marido en la cama sobre un charco de sangre y los dos hijos del matrimonio asesinados a puñaladas en la espalda. Un espanto. No había violencia en las puertas ni muebles revueltos ni indicios de robo. Nada anticipaba la masacre.

Los primeros indicios forenses reconfiguraron la hipótesis inicial que apuntaba al padre, Bernardo Adrián Seltzer. El empresario agropecuario fue encontrado sin vida en su dormitorio, con múltiples heridas de arma blanca y sin signos defensivos, lo que lleva a presumir que estaba dormido cuando fue atacado. A su lado, un cuchillo en su mano pareció desviar inicialmente la sospecha, hasta que la autopsia y la rigidez cadavérica orientaron la investigación en otra dirección.

El horror se extendió hasta las habitaciones de los hijos, Ian (15) e Ivo (13). Ambos fueron sorprendidos en sus habitaciones, cada uno con heridas de arma blanca en la espalda y signos de defensa. Uno de los menores murió en su habitación; el otro fue hallado en un pasillo, presuntamente mientras intentaba huir. Las lesiones indican que los adolescentes alcanzaron a resistirse.

Bernardo Adrián Seltzer, Laura Leguizamón y sus dos hijos Ian e Ivo.

En la cocina, una carta manuscrita aportó la pieza más reveladora del rompecabezas. “Todo mal, fue mucho. Los amo. Todo mal. Muy perverso”, decía el texto atribuido a Laura Fernanda Leguizamón, redactado en un evidente estado de alteración mental. El contenido del escrito, su ubicación y el análisis forense indican que fue la última en morir. El cuerpo de la mujer fue hallado en el baño sin heridas defensivas, con una única lesión en la zona del corazón.

Las puertas del departamento, ambas blindadas, no mostraban signos de haber sido forzadas. La hora estimada de la muerte fue alrededor de las 6 de la mañana. El lugar no presentaba ningún desorden ni faltantes materiales, lo que descarta cualquier móvil económico o externo, dijeron fuentes del caso a News Digitales.

La figura de Leguizamón, de 50 años, es clave. Según testimonios cercanos, estaba bajo tratamiento psiquiátrico por un diagnóstico presuntivo de esquizofrenia y había sufrido un brote psicótico. Su hermana confirmó que había abandonado la medicación. La empleada doméstica, que descubrió la escena, relató cambios recientes en la conducta de Laura: irritabilidad, aislamiento y exigencias inusuales, como que se retirara antes de horario o que evitara el ruido de la aspiradora.

El fiscal César Troncoso, de la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional N.º 5, caratuló el hecho como “triple homicidio calificado seguido de suicidio”. Las pericias, las declaraciones y la evidencia digital refuerzan la tesis de una acción planificada en un contexto de colapso psíquico.

La historia familiar, que en redes sociales se presentaba como idílica, contrasta de manera dramática con la escena final. Vacaciones, egresos escolares, celebraciones y cumpleaños formaban parte de la imagen pública de los Seltzer-Leguizamón. En uno de sus últimos registros públicos, Bernardo decía: “Tengo una esposa amorosa, fantástica, agradezco a la vida haberla encontrado. Y tengo dos hijos hermosos”. .