
por Mikel Viteri
Un nuevo episodio de violencia política ha sacudido el corazón de la capital estadounidense. Dos empleados de la embajada de Israel fueron asesinados a quemarropa la noche del miércoles frente al Museo Judío de Washington, donde se celebraba un evento patrocinado por el Comité Judío Americano. El presunto autor del ataque, Elias Rodríguez, un hombre de 30 años originario de Chicago, fue detenido tras ingresar al recinto mientras gritaba: “¡Palestina libre!”.
El tiroteo ocurrió alrededor de las nueve de la noche (hora local), en la intersección de las calles 3 y F, una zona céntrica repleta de edificios gubernamentales, museos y sedes diplomáticas. Según las autoridades, Rodríguez merodeó la entrada del museo durante varios minutos antes de abrir fuego sin previo aviso contra un grupo de cuatro personas que salían del evento. Las víctimas, un hombre y una mujer, murieron en el acto.
Ambos trabajaban en la misión diplomática israelí. Según reveló el embajador de Israel en Estados Unidos, Yechiel Leiter, se trataba de una joven pareja, que estaba a punto de comprometerse. “El hombre había comprado un anillo para pedirle matrimonio la próxima semana en Jerusalén”, declaró visiblemente afectado.
Asesinados en Washington esta pareja de jóvenes, miembros de la Embajada de Israel, por un terrorista al grito de “Palestina libre”.
— Isabel Rábago🇪🇸 (@RABAGOISABEL) May 22, 2025
Una pareja que se acababan de comprometer, se iban a casar.
Es terrible! 🖤 pic.twitter.com/7GRS74Sykr
Durante su detención, el agresor siguió profiriendo consignas a favor de Palestina, lo que llevó a las autoridades a abrir una investigación bajo la tipificación de acto de terrorismo motivado por odio antisemita. “No hay indicios de una amenaza activa en este momento, pero el incidente ha estremecido profundamente a nuestra comunidad”, afirmó la alcaldesa de Washington, Muriel Bowser, en una rueda de prensa junto a la fiscal general Pam Bondi y la jefa de la Policía Metropolitana, Pamela Smith.
El video de la detención, difundido en redes sociales, muestra a Rodríguez siendo inmovilizado por el personal de seguridad del evento mientras gritaba “Free, free Palestine”, vistiendo un traje azul marino, camisa blanca y zapatillas deportivas. Según testigos, el atacante también habría pedido agua e intentado refugiarse en el interior del museo antes de ser reducido.
El ataque ha provocado una ola de reacciones tanto en Estados Unidos como en Israel. La Oficina del Primer Ministro israelí, Benjamín Netanyahu, expresó su conmoción por “un acto horrible y antisemita”, y exigió medidas contundentes contra la incitación al odio. Por su parte, el expresidente Donald Trump condenó el ataque calificándolo de “horrible” y aseguró que “el odio y el radicalismo no tienen lugar en Estados Unidos”.
El incidente se produce en un contexto de alta tensión internacional por el conflicto en Gaza, que ha generado manifestaciones en varias ciudades estadounidenses y europeas. Según el embajador israelí ante Naciones Unidas, Danny Danon, “este atentado es consecuencia directa del clima de odio generado por semanas de protestas contra Israel”.
Las víctimas, Yaron Lischinsky y Sarah Milgrim eran novios.
El Comité Judío Americano, organizador del evento, expresó su consternación por el atentado. “Estamos devastados por este acto atroz de violencia. Nuestra prioridad está con las víctimas y sus familias”, declaró su director ejecutivo, Ted Deutch.
La Policía sigue investigando el origen del arma utilizada, posibles cómplices, y si el autor tenía vínculos con organizaciones extremistas. Las autoridades federales han prometido reforzar la seguridad en instituciones judías y sedes diplomáticas en todo el país. El Director del FBI Kesh Patel reafirmó que su departamento todavía está investigando junto con la policía los acontecimientos del tiroteo y determinar si grupos como Hamas o asociaciones pro-palestinas estuviesen detrás del atentado.
Este doble asesinato, motivado presuntamente por odio religioso y político, reaviva el debate sobre la seguridad de las comunidades judías en EE. UU. y la escalada de discursos radicales en el contexto del conflicto de Oriente Medio.