
El régimen de excepción implementado en marzo de 2022 por el presidente Nayib Bukele ha transformado el panorama de seguridad en El Salvador. En tres años, más de 86.000 presuntos pandilleros han sido detenidos, lo que ha permitido desarticular las estructuras visibles de organizaciones criminales como la MS-13 y el Barrio 18.
Aunque unas 8.400 personas han sido liberadas tras comprobarse que no tenían vínculos con pandillas, la mayoría de las capturas han sido validadas por las autoridades judiciales. El gobierno argumenta que se trata de un costo transitorio necesario para recuperar territorios históricamente controlados por el crimen.
El ministro de Seguridad, Gustavo Villatoro, asegura que el "gobierno criminal de la MS-13 está destruido". Informes internos de la Policía Nacional Civil revelan que, si bien aún quedan 4.682 miembros activos y 230 clicas de la MS-13, estas operan sin liderazgo claro ni capacidad logística relevante.
El modelo de Bukele ha logrado que colonias como 10 de Octubre y San José del Pino, antes dominadas por pandillas, recuperen la tranquilidad. Comercios han reabierto, las familias vuelven a circular libremente y el miedo ha comenzado a disiparse.
La recuperación del control territorial ha venido acompañada de mejoras económicas visibles. Con la disminución de la extorsión y la violencia, muchas zonas anteriormente marginadas viven un proceso de reactivación comercial y revalorización inmobiliaria.
Este efecto colateral ha traído consigo desafíos, como el alza de alquileres, pero también refleja el éxito de una política de pacificación integral. El Estado vuelve a estar presente en zonas donde antes imperaba el terror.
Diversas organizaciones de derechos humanos han advertido sobre el riesgo de detenciones arbitrarias y limitaciones al debido proceso bajo el régimen de excepción. No obstante, el gobierno ha reiterado que se trata de una medida extraordinaria en un contexto de emergencia nacional.
La mayoría de la población respalda la política de seguridad. Los índices de aprobación de Bukele superan el 80 %, y muchos ciudadanos valoran que, por primera vez en décadas, El Salvador ha recuperado el control sobre sus calles.
I saw it with my own eyes— President Bukele has truly liberated El Salvador from the death grip of violent criminal terrorists and restored hope to the people.
— Rep. Anna Paulina Luna (@RepLuna) May 12, 2025
As Chairwoman of @SAL_Caucus, I am honored to stand with him in the fight to bring lasting peace and justice to this… pic.twitter.com/YbTeFT04mL
La estrategia de seguridad del gobierno de Bukele ha demostrado que es posible romper el control territorial de las pandillas mediante una combinación de firmeza, inteligencia policial y presencia del Estado.
Aunque queda trabajo por hacer y los desafíos estructurales persisten, el caso salvadoreño se presenta hoy como un modelo regional en la lucha contra el crimen organizado. La recuperación del orden público se ha convertido en una de las mayores transformaciones sociales del país en lo que va del siglo.