
por Florencia Gutiérrez
En marzo, la actividad económica sufrió un duro golpe. En línea con las estimaciones realizadas por las consultoras privadas, la economía cayó 1,8% en el contexto de incertidumbre creado a partir de las especulaciones por un giro en el régimen cambiario, que finalmente se concretó a mediados del mes siguiente.
Así, cortó una racha de casi un año: el último mes que la economía había caído intermensualmente había sido en abril de 2024. Luego, se recuperó mes tras mes, con la excepción de septiembre que apenas logró empatar.
No obstante, en relación con marzo de 2024 creció 5,6% y respecto al primer trimestre de 2024, piso de actividad tras la asunción del presidente Javier Milei, la mega devaluación y la desregulación de amplios sectores de la economía, la actividad creció 6,1% en los primeros tres meses de 2025.
De sostenerse en este nivel todo el resto del año, el Producto Interno Bruto (PIB) crecería 3,8%, por debajo de lo esperado tanto por estimaciones privadas (5%) como por el propio Fondo Monetario Internacional (5,5%).
Desde el Gobierno, apuestan a que haya sido sólo un traspié, y la economía crezca a partir de abril. Las estimaciones de las consultoras no parecen ir en la misma sintonía: Equilibra, dirigida por Martín Rapetti, proyecta una retracción de 0,8% intermensual.
En línea con lo que sucede en diversas cuestiones, como salarios y empleo, la recuperación de la actividad está lejos de ser homogénea. Hay sectores muy castigados por el actual modelo económico y otros muy beneficiados.
Si comparamos primeros trimestres, la construcción se mueve muy por debajo de 2023 (-16%), al igual que la industria (-9%). Estos dos sectores explican el 25% de los empleos privados y entre los dos, llevan destruidos 87.000 puestos de trabajo desde la asunción de Milei.
Por el contrario, el agro se recuperó de la caída post sequía y evoluciona 14% por encima de 2023. Lo mismo sucede con la minería, que creció 15% en estos dos años. Sin embargo, entre los dos sectores solo explican el 7% de los empleos, y de hecho, la minería destruyó 1.500 puestos de trabajo desde la asunción de Milei, compensados por la creación del agro de 8.000 puestos.
Los consumos en supermercados no parecen sentir la recuperación. Si bien en marzo crecieron 1,8% intermensual y 3% interanual, un análisis más detallado permite captar que no hay tal mejora. En el primer trimestre de 2024, el consumo había caído 11,5% respecto a 2023, y en lo que va de 2025 apenas repuntó 2,9%.
La situación del consumo en mayoristas muestra una situación aún más grave. Pese a haber crecido en marzo 3,4% respecto a febrero, en términos interanuales se retrajo 4%. En el primer trimestre de 2025 se redujo 7,8%, profundizando la caída interanual del primer trimestre de 2024 (-8,5%).
El panorama es totalmente diferente si miramos los shoppings: el consumo creció 26,8% interanual en marzo, recuperándose de la caída del año pasado. Lideran el incremento interanual los electrodomésticos y electrónicos, la decoración para el hogar y las jugueterías.
Estos datos parecen indicar que mientras las grandes mayorías no logran recuperar sus niveles de consumo básicos, un sector minoritario, de clase media-media para arriba, goza del efecto riqueza que genera el dólar barato.
¿Puede el modelo Milei reducir estas desigualdades sectoriales y de clase? ¿O, por el contrario, tenderá a profundizarlas?