
El 22 de mayo, la Cámara Nacional de Industrias (CNI) hizo público un llamado al presidente Luis Arce: abrir un “diálogo con resultados” para resolver la crisis de dólares que sofoca al aparato productivo boliviano. Su presidente, Gonzalo Morales, advirtió que “el dólar inaccesible está paralizando la producción nacional” y que si el Gobierno no interviene rápidamente, “el colapso de cientos de fábricas es inevitable”.
El sector industrial depende en más de un 80 % de insumos importados. Con el tipo de cambio oficial congelado en Bs 6,96 y un dólar paralelo disparado por encima de Bs 20 —una brecha de 190 %—, las materias primas y maquinarias han multiplicado sus precios y muchas empresas ya no pueden sostener operaciones normales.
En El Alto, al menos 1.500 pequeñas y medianas industrias han suspendido actividades por falta de insumos y encarecimiento de la logística. Las filas para comprar combustible son diarias, y el transporte de mercancías empieza a verse afectado por la huelga de transportistas, que reclaman tarifas ajustadas a la nueva realidad cambiaria.
La inflación acumulada alcanzó el 9,97 % a fines de 2024, y analistas proyectan un alza aún mayor para los próximos meses. El costo de vida sube aceleradamente, especialmente en alimentos y bienes básicos. El subsidio estatal a los combustibles —más de 2.000 millones de dólares al año— se ha vuelto insostenible, pero eliminarlo pondría en jaque la estabilidad social y política del Gobierno.
El Banco Central informa reservas internacionales por 2.600 millones de dólares, pero la mayor parte corresponde a oro y activos no líquidos. Las divisas disponibles para cubrir importaciones son insuficientes, lo que agrava la escasez de insumos industriales y productos esenciales.
Con elecciones generales en agosto, el Gobierno de Luis Arce enfrenta el mayor desafío económico en más de una década. La popularidad presidencial está en descenso y tanto Evo Morales como la oposición critican el modelo estatal actual, acusándolo de haber llegado a un punto crítico de agotamiento.
Ante el deterioro, la CNI y otros gremios industriales piden al Ejecutivo un pacto urgente que incluya la liberalización de exportaciones, la aprobación de créditos internacionales y un plan de emergencia para restablecer la provisión de dólares. Sin soluciones rápidas, el riesgo de cierre masivo de empresas y desempleo masivo es inminente.
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— RTP Bolivia (@rtp_bolivia) May 23, 2025
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El escenario actual muestra a Bolivia en una encrucijada: o el Gobierno abre el diálogo y toma decisiones valientes para restablecer el flujo de divisas, o la industria nacional enfrentará una ola de cierres y desempleo sin precedentes. La crisis del dólar es ahora el termómetro del agotamiento de un modelo económico que, por años, sustentó el crecimiento a costa de reservas que hoy ya no existen.
Sin un acuerdo nacional entre Estado y sector privado, Bolivia podría entrar en un ciclo de inestabilidad prolongada, marcada por inflación, escasez y mayor conflictividad social. El desenlace depende, en buena parte, de la capacidad de reacción política y de la rapidez con la que se implemente un plan económico de emergencia.