
El ministro de Defensa de Haití pidió con urgencia apoyo regional para enfrentar a las bandas criminales que controlan buena parte del país. Lo hizo durante una reunión extraordinaria de la Organización de Estados Americanos (OEA), donde detalló que más de un millón de personas han sido desplazadas por la violencia.
Las bandas están mejor armadas que las fuerzas estatales y operan con equipos que, en su mayoría, ingresan ilegalmente desde Estados Unidos y República Dominicana. Según Moïse, estas organizaciones criminales se financian a través del tráfico de cocaína y armas, consolidando su poder territorial.
Aunque en 2023 Estados Unidos apoyó una misión internacional liderada por Kenia para estabilizar Haití, ahora ha anunciado una reducción de su apoyo financiero, argumentando que los costos se han vuelto insostenibles. En su lugar, Washington ha solicitado a la OEA que asuma un papel más activo en la coordinación de la ayuda.
Esta decisión fue recibida con preocupación en Puerto Príncipe, donde se esperaba un mayor compromiso por parte de la principal potencia hemisférica. La falta de fondos ha debilitado las operaciones de seguridad y dejado expuesta a la población civil.
La operación encabezada por Kenia ha tenido serios problemas de despliegue y recursos. Aunque varios países ofrecieron enviar tropas, solo una fracción ha llegado efectivamente al terreno. Mientras tanto, las bandas armadas continúan su avance, consolidando su dominio en zonas clave de la capital y el interior.
Ante este fracaso parcial, algunos países han propuesto convertir la operación en una misión de paz de Naciones Unidas, pero enfrentan la resistencia de China y Rusia en el Consejo de Seguridad. La parálisis diplomática complica aún más la respuesta a la crisis.
La violencia no solo ha generado desplazamientos masivos, sino que ha intensificado la inseguridad alimentaria y la precariedad sanitaria. Las restricciones impuestas por algunos países a la venta de armas al gobierno haitiano, por temor a violaciones de derechos humanos, han limitado la capacidad de defensa institucional frente a grupos que cuentan con armamento pesado.
Las agencias internacionales advierten que Haití se encuentra al borde del colapso estatal. Sin una respuesta multilateral firme y bien financiada, la crisis podría extenderse al resto del Caribe, desencadenando una ola migratoria y una desestabilización regional.
La retirada parcial de Estados Unidos del liderazgo en la crisis haitiana reconfigura el equilibrio diplomático en la región. Haití no solo requiere ayuda humanitaria, sino un marco regional efectivo para restaurar el orden y reconstruir sus instituciones.
El tiempo juega en contra. Sin acciones inmediatas, lo que hoy es una crisis localizada podría transformarse en una amenaza hemisférica.