
Tras un contundente triunfo en 2023, que consolidó al oficialismo provincial y le permitió suceder a Juan Schiaretti, Llaryora busca ahora fortalecer su armado político y aumentar su presencia en el Congreso.
Desde el comando de Hacemos Unidos por Córdoba, el mandatario combina una estrategia de gestión con movimientos políticos de proyección nacional. Ha profundizado su vínculo con Maximiliano Pullaro, gobernador de Santa Fe, con quien comparte una agenda federalista y de desarrollo regional. Al mismo tiempo, mantiene una relación institucional con Axel Kicillof, con quien coincide en reclamos ante la Casa Rosada, especialmente en torno al reparto de fondos y la defensa de la autonomía provincial.
Lejos de plegarse a los extremos del escenario nacional, Llaryora se diferencia tanto del oficialismo libertario como del kirchnerismo residual. Criticó abiertamente al gobierno de Javier Milei, al que acusó de ejercer una “conducción unitaria y centralista”, y se mostró en contra del uso discrecional del poder. En ese marco, también apoyó la eliminación de las PASO, a las que calificó como un “esquema obsoleto”.
En Córdoba, la coalición oficialista llega con fuerza tras haber ganado las elecciones provinciales de 2023 con más del 42% de los votos, en una disputa ajustada frente al candidato de Juntos por el Cambio, Luis Juez. Ese resultado consolidó el dominio del peronismo cordobés, aunque también evidenció un crecimiento del voto libertario, lo que obliga al oficialismo a no confiarse de cara a octubre.
En cuanto a los nombres que suenan para encabezar la lista de diputados por Hacemos Unidos por Córdoba, se mencionan figuras con proyección y perfil técnico-político. Entre ellos están:
El gobernador viene apuntalando su armado legislativo con nombres que representan distintos sectores productivos y regiones de la provincia. Su idea es ofrecer una lista que combine experiencia, renovación y arraigo territorial.
Con una figura que crece más allá de las fronteras cordobesas, Llaryora apuesta a sostener la centralidad política del peronismo mediterráneo en un país en reconfiguración. Las elecciones de octubre serán clave para medir su peso real y posicionarse como actor relevante en el nuevo mapa político argentino.