28/05/2025 - Edición Nº841

Internacionales

Panorama global

Putin, Trump, Rusia y Ucrania: César Sabas analiza el reordenamiento mundial

26/05/2025 | En esta entrevista, el geopolitólogo César Sabas aborda los efectos geoestratégicos de las sanciones occidentales sobre Rusia y el estado actual del conflicto.



A tres años del inicio de la guerra en Ucrania y en medio de un panorama global cada vez más fragmentado, el analista internacional César Sabas, egresado de la Université de Toulouse, ofrece una lectura incisiva sobre el papel de Rusia, la vigencia de las sanciones occidentales, el avance de los BRICS, y el posible giro estratégico que implicaría una nueva presidencia de Donald Trump. Desde la energía hasta la narrativa geopolítica, Sabas desgrana las claves de un reordenamiento mundial en el que actores como Putin, Zelenski y la propia OTAN redefinen sus roles bajo nuevas reglas del juego.

¿En qué medida las sanciones occidentales han impulsado a Rusia a diversificar sus mercados energéticos hacia Asia, y qué impacto podría tener esa reconfiguración comercial en la capacidad de la Unión Europea para plantear sanciones futuras?

  • Las sanciones y la diversificación energética rusa

Las sanciones occidentales, lejos de debilitar a Rusia, aceleraron su diversificación energética hacia Asia. Este cambio estratégico, aunque intensificado por las sanciones de 2022, ya estaba en marcha desde antes, impulsado por la visión geopolítica rusa de convertirse en un puente entre Europa y Asia. La construcción del gasoducto Power Siberia en 2014, tras la anexión de Crimea, ilustra este objetivo. Las sanciones se perciben como una ruptura total de las relaciones comerciales con Occidente, forzando a Rusia a buscar mercados alternativos en Asia y África. Esto también ha llevado a Rusia a depender más de China para obtener tecnología, debilitando la posición de Occidente en el comercio global.

  • El fracaso de las sanciones occidentales

Las sanciones occidentales se consideran ineficaces para presionar a Rusia. No solo no lograron su objetivo, sino que también revelaron la menor influencia económica de Occidente de lo anticipado. Rusia, adaptándose a las nuevas circunstancias, ha demostrado su capacidad para operar sin comercio con Occidente, perdiendo este último una importante herramienta negociadora en futuras negociaciones. La ineficacia de las sanciones occidentales puede alentar a otros países a adoptar políticas exteriores más firmes, al presenciar la relativa incapacidad de Occidente para imponer su voluntad mediante sanciones económicas.

  • Impacto geopolítico a largo plazo

La situación deja a Occidente en una posición debilitada. Se ha perdido una herramienta de presión clave, y la capacidad de las sanciones para influir en la política exterior de otros países ha quedado cuestionada. La respuesta rusa a las sanciones ha sentado un precedente importante para las futuras relaciones internacionales, mostrando que la diversificación económica y la capacidad de adaptarse a las presiones externas pueden contrarrestar las sanciones económicas. La eficacia de las sanciones como instrumento de política exterior está ahora en entredicho. Bruselas.


Vladímir Putin, presidente de Rusia. 

¿Cómo podría el fortalecimiento de la cooperación entre Rusia y los países del BRICS reequilibrar la votación en organismos multilaterales como la ONU, y qué retos presenta esto para la diplomacia tradicional occidental?

  • La División Mundial en la ONU

La votación en las Naciones Unidas sobre Ucrania revela una profunda división global. Si bien Occidente mantiene una mayoría, una cantidad significativa de países, representando aproximadamente la mitad de la población mundial, no han votado en contra de Rusia. Esta abstención masiva, incluyendo a países como India y muchos de África y Latinoamérica, es una señal de alarma para Occidente. No se trata de un apoyo activo a Rusia, sino de una falta de respaldo a la postura occidental.

  • Cooperación BRICS y actitud antioccidentalista

La cooperación entre países BRICS y la posición de otras naciones sugieren una creciente actitud antioccidentalista. Esta no se basa únicamente en la envidia del éxito occidental, sino en la percepción de una doble moral por parte de Occidente. Se argumenta que Occidente ha violado el derecho internacional cuando le ha convenido, criticando duramente a sus adversarios cuando hacen lo mismo. Esta hipocresía ha sido observada por muchos países, contribuyendo a su postura política antioccidental.

  • La guerra de Ucrania y la doble moral occidental

El discurso de muchos países del tercer mundo, Asia y otros que no siguen la postura occidental se centra en la doble moral occidental. Se argumenta que la guerra en Ucrania es un conflicto interno de Occidente y que no deberían verse involucrados. Esta percepción de una guerra ajena impulsa la abstención y el rechazo a participar en el conflicto, subrayando la falta de confianza en la narrativa occidental.


La 16ª Cumbre de los BRICS se realizó en Kazán, Rusia, del 22 al 24 de octubre de 2024.

Teniendo en cuenta las declaraciones de Donald Trump a favor de un acercamiento con Moscú, ¿cómo afectaría una eventual administración suya a la cohesión interna de la OTAN y a la estrategia de defensa estadounidense en Europa oriental?

  • La cuestión de la fiabilidad de EE.UU. como aliado

El debate sobre la fiabilidad de EE. UU. como aliado en Europa se intensifica. La postura de Trump hacia Rusia ha generado dudas sobre el compromiso estadounidense con la seguridad europea. Los realistas en relaciones internacionales argumentan que los intereses nacionales son fluidos y cambian con las circunstancias. Actualmente, los intereses de EE. UU. se centran en el Asia-Pacífico, dejando a Europa en un segundo plano. Esta perspectiva contrasta con la visión previa, predominantemente irrealista, en Europa, donde el realismo ha sido marginalizado.

  • Intereses y dependencia

Los intereses de EE. UU. en Ucrania apuntan a finalizar el conflicto y retirarse, reconociendo implícitamente una victoria rusa. Esta postura genera tensiones entre países europeos. Los países del este, por su proximidad a Rusia, se muestran reticentes a abandonar la dependencia de EE. UU., a pesar de las tensiones pasadas. Su complejo de inferioridad ante Rusia los impulsa a mantener la alianza con EE. UU. Sin embargo, no comprenden plenamente el realismo y la dinámica de los intereses nacionales.

  • ¿Una Europa dividida?

La situación actual podría llevar a una bifurcación en la Unión Europea. Europa Occidental, liderada por Francia, buscaría mayor autonomía, creando un sistema de seguridad independiente de EE. UU. En contraste, los países de Europa del Este se mantendrían dentro de la OTAN, a pesar de la disminución de la importancia de EE. UU. en la región. Esta bifurcación dejaría a los países de Europa del Este más vulnerables ante una Rusia triunfante en Ucrania. La respuesta a la situación actual está en desarrollo. Se observa un lento despertar de la realidad en Europa, pero la falta de acuerdo entre los diferentes estados miembros complica el desarrollo de una estrategia común en materia de seguridad.


Donald Trump junto a Vladímir Putin. 

¿Qué consecuencias tendría para el comercio global y la seguridad energética un control más firme de Rusia sobre las rutas del Mar Negro, y de qué manera podría la comunidad internacional adaptarse a esa nueva realidad estratégica?

  • Control ruso del mar Negro

El Mar Negro ha estado históricamente bajo fuerte influencia rusa. Incluso antes de la disolución de la Unión Soviética, era considerado un “lago ruso”. Después de la disolución, Rusia mantuvo el control a través de Crimea, una república autónoma con fuertes lazos prorrusos y una importante base naval. Esta situación no ha cambiado sustancialmente con la guerra en Ucrania.

  • Importancia geopolítica de Crimea

Crimea tiene una posición geográfica única, funcionando como una fortaleza natural. Su estrecho istmo y la topografía montañosa la hacen difícil de invadir por mar. Adicionalmente, su ubicación permite a Rusia atacar con misiles a cualquier buque que pase el Bósforo, el estrecho que conecta el Mar Negro con el Mar Egeo y el Mediterráneo. Esto limita seriamente la posibilidad de una intervención naval de la OTAN.

  • Implicaciones para el comercio global

El control ruso sobre el Mar Negro no ha alterado significativamente las rutas comerciales. Rusia ya controlaba las rutas comerciales principales, los gasoductos y los canales de navegación que conectan el Mar Negro con el Mar Caspio. Por lo tanto, la guerra en Ucrania no ha tenido un impacto significativo en el comercio global a través de esta vía marítima.

  • Objetivos de la guerra rusa en Ucrania

La guerra en Ucrania para Rusia no es principalmente una guerra de conquista territorial. Su objetivo central es preservar su influencia geopolítica en el Mar Negro, evitando la expulsión de Crimea y el establecimiento de un régimen hostil en Kiev. Rusia, un país vasto, no necesita más territorio; busca mantener su posición estratégica ya consolidada. La anexión del sur de Ucrania, con la plantación de banderas rusas, enfatiza la consolidación de su influencia en el área.


Cargo ships are docked in the Black sea port of ODESSA, Ukraine, November 4, 2016. REUTERS/Valentyn Ogirenko/File Photo / REUTERS/Valentyn Ogirenko

¿Hasta qué punto las políticas económicas de Kiev, orientadas por Occidente, han debilitado sectores industriales que históricamente dependían de la interdependencia con Rusia, y qué margen de negociación recuperaría Moscú en una futura mesa de paz?

  • Las raíces históricas del conflicto

El este de Ucrania, incluyendo el Donbás y Kharkov, ha mantenido una estrecha relación económica e histórica con Rusia. Esta conexión ha llevado a que estas regiones sean tradicionalmente prorrusas, votando por partidos políticos afines a Rusia. Esta dependencia histórica y geográfica juega un papel crucial en el entendimiento del conflicto.

  • El Euromaidán y sus consecuencias

El régimen instaurado tras el Euromaidán en 2014, impulsado por ultranacionalistas ucranianos del oeste, implementó políticas económicas y culturales que perjudicaron a las poblaciones del sur y este del país. Estas poblaciones, culturalmente cercanas a Rusia y económicamente dependientes de ella, se sintieron marginadas por este alejamiento forzado de Rusia.

  • La alienación de la población del este

La implementación de políticas pro-europeas sin considerar las legítimas preocupaciones de las poblaciones del este, que mantenían fuertes vínculos con Rusia por razones históricas, étnicas, culturales y económicas, provocó una profunda alienación. Este sentimiento de no representación por parte del gobierno en Kiev fue un factor clave que desencadenó el conflicto armado.

  • La guerra civil como contexto

La guerra actual en Ucrania no debe ser vista únicamente como una invasión extranjera, sino también como una exacerbación de una guerra civil preexistente. La falta de respuesta a las inquietudes de la población del este, sumada a la influencia de Rusia y Bielorrusia, creó un ambiente de conflicto que culminó en la situación actual. Es fundamental considerar este contexto para una comprensión completa del conflicto.


El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, a su llegada a Bucha, a las afueras de Kiev, el 4 de abril de 2022. Occidente y Kiev denunciaron indicios “claros” de “crímenes de guerra”, luego de que el Ejército ucraniano encontrara al menos una fosa común y cadáveres de civiles en las calles con signos de tortura, en la localidad cerca de la capital. © Reuters/Marko Djurica

¿Cómo podría influir la narrativa oficial rusa sobre la liberación de las áreas rusoparlantes en Donbás en la percepción de países del Medio Oriente y en los movimientos no alineados, especialmente en relación con su legitimidad para mediar en el conflicto?

  • El impacto limitado del discurso ruso en países no alineados

El discurso ruso sobre la liberación de las zonas ruso-parlantes del Donbass ha tenido un impacto limitado en países no alineados. Esto se debe principalmente a la neutralidad de estas naciones y su desconocimiento del conflicto. La falta de información clara y objetiva sobre la situación ha impedido que el mensaje ruso resuene con la fuerza deseada. La desconfianza en la narrativa rusa es un factor clave.

  • La resonancia del principio de “lo que es igual no es trampa”

Sin embargo, la idea de que “lo que es igual no es trampa” ha tenido mayor impacto. Muchos países perciben una hipocresía en las intervenciones occidentales, utilizando valores democráticos como justificación para intervenciones militares. Esta percepción de doble moral ha creado un terreno fértil para la crítica a las potencias occidentales y a su manejo de la política internacional. La crítica se basa en el uso selectivo de normas internacionales para beneficio propio.

  • La ausencia de romanticismo fuera del ultranacionalismo ruso

El romanticismo ultranacionalista ruso, que ve la intervención como un deber de apoyar a hermanos rusos en Ucrania, no se extiende a otras regiones. Este discurso nacionalista no ha logrado convencer a países no alineados, y su impacto se limita principalmente a ciertos sectores de la población rusa. El contexto histórico y geopolítico es diferente en otras partes del mundo, limitando la recepción de esta narrativa.

  • El cinismo como factor clave en la reacción internacional

El cinismo sobre la doble moral en la política internacional ha tenido una mayor pegada. Muchos países se abstienen de apoyar la invasión rusa, pero tampoco apoyan a Occidente, percibiendo una hipocresía en su manejo del conflicto. Esta postura refleja una desconfianza generalizada en los actores internacionales y la búsqueda de una posición neutral o de autointerés. La crítica se centra en la utilización de principios internacionales de manera selectiva para justificar acciones de conveniencia.

  • La reacción de EE.UU. y su impacto en países no alineados

La reacción de EE.UU. se ha visto afectada por la percepción de hipocresía. Muchos países consideran que EE.UU. está recibiendo una lección sobre las consecuencias de su propia política exterior. Esta percepción ha fortalecido las críticas a las intervenciones militares de EE.UU. en el pasado y ha generado mayor escepticismo hacia su narrativa política internacional.