
El gusano barrenador del ganado (Cochliomyia hominivorax) fue, durante décadas, una amenaza persistente para la ganadería en América Latina. Este parásito carnívoro depositaba sus huevos en heridas abiertas de los animales, y las larvas se alimentaban de tejido vivo, provocando infecciones graves e incluso la muerte. La plaga generaba pérdidas millonarias y ponía en riesgo la producción pecuaria de amplias zonas rurales.
Para combatirlo, México y Estados Unidos diseñaron una estrategia binacional inédita en 1972: la creación de la Comisión México-Americana para la Erradicación del Gusano Barrenador del Ganado (COMEXA), que impulsaría el uso de la llamada Técnica del Insecto Estéril (TIE).
El principio detrás de la TIE es sencillo pero eficaz: liberar masivamente machos de la especie esterilizados mediante radiación, para que se apareen con hembras silvestres, las cuales solo copulan una vez en su vida. Así, al no haber descendencia, la población comienza a reducirse exponencialmente.
En 1976, se construyó en Tuxtla Gutiérrez una planta con capacidad para producir 500 millones de moscas estériles por semana. La campaña nacional arrancó formalmente en 1981, y una década después, varios estados del sur ya estaban libres de la plaga. En 2003, Chiapas fue declarado zona libre, marcando el fin del gusano barrenador en todo México.
La mosca hominivorax, la movilidad del ganado, son factores fundamentales para la propagación del gusano barrenador. ✍️ @jrxopa #OpiniónLSR https://t.co/jsaP2NMlmB pic.twitter.com/OH5o6e0f2g
— Opinión La Silla Rota (@OpinionLSR) May 26, 2025
Dos décadas después, el gusano ha reaparecido. En 2024 se detectaron nuevos brotes en el sureste mexicano y Centroamérica, atribuidos al cambio climático y al traslado transfronterizo de animales. La situación encendió las alarmas sanitarias: EE.UU. suspendió temporalmente las importaciones de ganado mexicano, con consecuencias económicas.
La respuesta fue inmediata. Con apoyo del Servicio de Inspección de Sanidad Animal y Vegetal (APHIS) de EE.UU., México lanzó una nueva ofensiva. Entre noviembre de 2024 y mayo de 2025, se liberaron más de 885 millones de moscas estériles desde la planta de producción en Panamá, con una inversión superior a los 167 millones de pesos.
El modelo vuelve a demostrar su valor. A diferencia de los pesticidas, la Técnica del Insecto Estéril no contamina el medio ambiente y evita afectar especies no objetivo. Hoy, la prioridad es contener la expansión en estados como Chiapas, Campeche y Yucatán, antes de que se convierta en una nueva crisis regional.
El éxito histórico de esta técnica es ahora una referencia mundial en control biológico de plagas, y su reactivación en 2025 muestra que la ciencia aplicada puede seguir dando frutos décadas después. Su implementación ha servido de ejemplo para iniciativas similares en África, Asia y América del Sur. En un contexto de crecientes desafíos sanitarios y ecológicos, la TIE representa una alternativa estratégica sostenible.
🔴#AHORA| Suman cuatro casos de miasis por gusano barrenador en humanos en #México.
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La historia del gusano barrenador es también la historia de cómo la cooperación internacional y la innovación científica pueden erradicar un problema aparentemente insuperable. Lejos de tratarse de una victoria pasajera, la campaña contra esta plaga se convirtió en un caso modelo para el mundo.
Sin embargo, la reaparición del gusano muestra que ninguna victoria sanitaria es definitiva. La vigilancia continua, la inversión sostenida y la cooperación binacional seguirán siendo esenciales ante un escenario climático cambiante y un comercio ganadero globalizado.