01/06/2025 - Edición Nº845

Internacionales

Deportación errónea

El Salvador impide a congresista de Estados Unidos visitar a un deportado

28/05/2025 | Glenn Ivey intentó ver a Kilmar Abrego García, detenido en el CECOT tras una deportación reconocida como equivocada.



El congresista demócrata por Maryland, Glenn Ivey, fue impedido por las autoridades salvadoreñas de visitar a Kilmar Abrego García, un residente legal en EE.UU. que fue deportado erróneamente en marzo de 2025. Abrego, originario de El Salvador, se encuentra detenido en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT), una cárcel de máxima seguridad promovida por el gobierno de Nayib Bukele para encarcelar presuntos miembros de pandillas. Ivey solicitó formalmente el ingreso a través de la embajada salvadoreña en Washington, pero fue rechazado bajo el argumento de que necesitaba un permiso adicional.

El caso de Abrego García comenzó con una orden de protección en 2019, cuando un tribunal estadounidense le permitió permanecer legalmente en el país debido a amenazas creíbles de violencia. A pesar de esa protección, fue deportado tras lo que el Departamento de Seguridad Nacional de EE.UU. reconoció como un error administrativo. Desde su detención, ha estado incomunicado y su acceso a abogados ha sido irregular, según denuncias de organizaciones de derechos humanos.

Tensiones diplomáticas
El hecho ha generado fricciones diplomáticas entre Estados Unidos y El Salvador. Mientras que Ivey fue rechazado, su colega, el senador Chris Van Hollen, logró visitar a Abrego en abril, en una reunión que fue gestionada directamente por el presidente Bukele. Sin embargo, Van Hollen calificó el encuentro como un "montaje político" y sostuvo que el gobierno salvadoreño busca limitar el escrutinio internacional sobre las condiciones de detención en el CECOT.

El gobierno de Donald Trump ha agravado la situación al afirmar sin pruebas que Abrego tiene vínculos con la pandilla MS-13, lo cual ha sido desmentido por su equipo legal. Estas afirmaciones, sin respaldo judicial, han sido interpretadas por diversos sectores como un intento de justificar una deportación arbitraria y desviar la atención sobre las fallas institucionales del sistema migratorio.

Una pulseada judicial y política
El caso también ha generado una colisión entre el poder judicial y el ejecutivo en EE.UU. La Corte Suprema ha sido llamada a revisar la legalidad de la deportación, y hay movimientos dentro del Congreso para presionar al Departamento de Estado a que exija la repatriación inmediata de Abrego García. Grupos de derechos civiles están recolectando firmas para denunciar el trato recibido por el salvadoreño ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

La negativa de las autoridades salvadoreñas a permitir el ingreso de Ivey, un representante del Congreso, ha sido leída como un acto de obstrucción diplomática, lo que complica aún más los esfuerzos por reparar el error. Mientras tanto, la familia de Abrego, residente en Maryland, sigue sin poder comunicarse con él ni conocer su estado de salud actual.

Un precedente peligroso 

El caso de Kilmar Abrego García pone en jaque las garantías de protección migratoria en EE.UU. y cuestiona las condiciones de detención en El Salvador bajo el régimen de excepción de Bukele. La combinación de errores administrativos, acusaciones infundadas y bloqueos diplomáticos expone una red de fallas institucionales en ambos países.

El silencio de las autoridades salvadoreñas y las declaraciones especulativas desde Washington hacen improbable una resolución inmediata. Sin embargo, la presión judicial y mediática podría forzar alguna forma de repatriación en los próximos meses, aunque con una probabilidad de éxito inferior al 40% si la situación diplomática no cambia drásticamente.