
El Gobierno se mantiene firme en su decisión de no intervenir en el mercado de cambios, y con ello se priva de acumular reservas en el trimestre más favorable del año: el de la cosecha de granos gruesos.
A todas luces, la meta de acumulación de reservas acordada con el Fondo Monetario Internacional hace poco más de un mes, parece inalcanzable. Desde el gobierno, si bien no explicitan que decidieron abiertamente incumplirla, afirman que la estrategia es emitir más deuda.
Ayer lanzaron con bombos y platillos un nuevo mecanismo: el BONTE 2030. ¿Qué es esto? Un bono del Tesoro en pesos pero que podrán suscribir únicamente inversores internacionales que traigan sus dólares, con las siguientes características.
Lo más llamativo del anuncio es que los bonos vienen con un “put”, esto es, una opción de rescate anticipado, que podrán ejercer los tenedores el 27 de mayo de 2027, es decir, meses antes de la elección presidencial. ¿Qué significa? Que los inversores pueden ese día entregar los títulos y el Tesoro tendrá la obligación de pagárselos y así permitirles salir antes de un eventual cambio de gobierno.
Si bien el monto no resulta muy relevante, el antecedente no deja de ser inquietante, al mismo tiempo que implica un desafío para el Tesoro, que deberá tener a esa fecha la cantidad de pesos suficientes para cubrir eventualmente esa salida.
¿Para qué se usarán los dólares conseguidos? En principio, para cancelar deuda en pesos. Así lo hizo saber el Secretario de Finanzas Pablo Quirno. El total de deuda emitida en esta licitación -entre el BONTE 2030 y otros instrumentos ofrecidos- es el necesario para cubrir vencimientos del Tesoro en pesos.
Sin embargo, técnicamente se supone que el Tesoro se quedará con los dólares (teniendo en la mira los vencimientos en moneda dura de julio), y usará sus pesos depositados en el Banco Central para los vencimientos actuales en pesos.
¿Por qué entonces lanzan un título cuya suscripción es en dólares? Porque necesitan acumular reservas. Y en vez de comprar los dólares en el mercado, el Tesoro lanzó esta opción, que en definitiva es un primer testeo de cuánto apetito hay en el exterior por entrar a invertir en títulos en pesos en Argentina y a qué tasa, como le sugirió JP Morgan a sus clientes hace unas semanas.
Una segunda cuestión a tener en cuenta es que un ingreso de U$S 1.000 millones en un día en el mercado cambiario, distorsionaría el precio del dólar: en lo que va de mayo, en promedio se operan en el mercado U$S 476 millones por día, esto es, menos de la mitad. Una oferta de 1.000 millones en un día, tiraría para abajo la cotización, pero si no toca el piso de la banda, el BCRA no compraría reservas, y el resultado en términos de acumulación sería nulo.
Podría caber una última pregunta: ¿por qué directamente no suscriben títulos en dólares? Porque el nivel de Riesgo País, cercano a los 650 puntos, implicaría pagar una tasa muy elevada, justamente porque el Tesoro debería devolver dólares, que no produce. En cambio, al ser un instrumento en pesos, la posibilidad de default es menor, aún pese al mal antecedente que asentó el entonces ministro de Hacienda dell ex presidente Mauricio Macri, Hernán Lacunza, en 2019.