
Federico Achával, actual intendente de Pilar y uno de los referentes del peronismo joven en la provincia de Buenos Aires, enfrenta serias denuncias por el manejo de los recursos municipales.
Investigaciones periodísticas y denuncias judiciales revelan que durante su gestión se habría montado un sistema de contrataciones marcado por favoritismos y licitaciones direccionadas, que terminó beneficiando a empresarios cercanos al poder político local.
El área de Compras del Municipio, coordinada por Patricio Naughton, figura clave del equipo de Achával, aparece en el centro del escándalo. Diversos informes periodísticos dan cuenta de licitaciones ganadas por empresas sin antecedentes ni capacidad operativa, que fueron creadas poco tiempo antes de convertirse en proveedoras habituales del municipio.
Una de las más nombradas es Lequim SRL, propiedad de Héctor Torres, empresario vinculado por lazos personales con funcionarios de la gestión. La empresa fue inscripta en 2020 y rápidamente acumuló contratos millonarios que van desde servicios de mantenimiento hasta provisión de insumos generales. Otra firma bajo la misma órbita es ACV SRL, que también fue beneficiada con contrataciones sin competencia real, según se denunció desde la oposición política de Pilar.
Según la denuncia presentada por la Coalición Cívica, el esquema incluye la conformación de "empresas espejo" -diferentes razones sociales con socios cruzados-, que se alternan para ganar licitaciones en lo que aparenta ser una estrategia de simulación de competencia. Las contrataciones, además, carecerían de controles externos y auditorías transparentes, facilitando así un circuito cerrado de reparto de fondos públicos.
Mientras estos manejos se consolidaban en el ámbito local, Achával fue ganando protagonismo en la estructura bonaerense del kirchnerismo. Cercano a Máximo Kirchner y con vínculos estratégicos con exintendentes de peso como Martín Insaurralde, el jefe comunal de Pilar se perfila como uno de los nombres en danza para una futura candidatura a gobernador de la provincia de Buenos Aires.
En este contexto, el esquema de contrataciones irregulares se ve no sólo como un caso de malversación administrativa, sino como una herramienta para apalancar su carrera política, utilizando al municipio como plataforma económica y operativa para su proyección personal.
La sospecha central que rodea hoy a la figura de Achával es que los fondos del erario local estarían siendo utilizados para financiar una campaña provincial, construida no sobre logros de gestión sino sobre una estructura de lealtades, contratos dirigidos y opacidad en el uso de los recursos públicos.
Hasta el momento, el intendente no ha respondido públicamente a los señalamientos, ni se han iniciado sumarios administrativos sobre los funcionarios involucrados. La oposición en el Concejo Deliberante insiste en la apertura de una investigación formal y en la intervención de organismos de control externos.
Mientras tanto, los recursos de Pilar siguen en movimiento. Y detrás de cada expediente de compra, parece tejerse una red donde el interés público queda subordinado a una ambición personal que ya mira más allá de las fronteras del municipio.
Esto queda cada días más en evidencia cuando se observan las redes sociales del propio intendente o de medios de comunicación afines, los cuales financiados con el dinero de los contribuyentes publicitan falsas noticias creadas especialmente para promover la gestión local y mostran la figura de Achával como potencial candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires.