
Este lunes, los principales intendentes del partido se reunieron en La Plata para discutir su posicionamiento ante el Gobierno nacional de Javier Milei y analizar posibles alianzas de cara a las elecciones de 2025. La incógnita gira en torno a dos caminos: avanzar hacia un entendimiento con La Libertad Avanza o apostar por una alternativa de centro que preserve la identidad histórica del radicalismo.
La figura de Maxi Abad, senador nacional y principal armador partidario, sobrevoló el encuentro. Si bien Abad mantiene contactos fluidos con dirigentes del PRO y del oficialismo libertario, su papel está cada vez más observado dentro del radicalismo bonaerense, donde varios sectores lo acusan de negociar a espaldas de los intendentes. Su rol como enlace con otros espacios lo posiciona como actor clave, pero también genera tensiones internas sobre el rumbo ideológico del partido.
En contraste, Miguel Fernández, intendente de Trenque Lauquen y presidente del Foro de Intendentes Radicales, se erige como una de las voces más críticas hacia el mileísmo. Su postura, cercana a la defensa del rol del Estado, lo ha convertido en un referente de quienes rechazan cualquier acercamiento al actual gobierno nacional. Durante el encuentro, Fernández insistió en la necesidad de construir una propuesta política autónoma, de centro, que no quede atrapada entre el kirchnerismo y el discurso antiestatal de Milei.
Mientras tanto, Axel Kicillof sigue con atención los movimientos del radicalismo. Desde hace semanas, el gobernador bonaerense intensificó los gestos hacia varios intendentes de la UCR, con la intención de sumar voluntades para su armado político transversal. Desde la Gobernación no descartan incorporar a radicales desencantados con la actual conducción partidaria, apelando a una estrategia de gobernabilidad común en la Provincia.
La reunión de La Plata dejó en claro que el radicalismo bonaerense atraviesa un momento de definición. Entre las roscas silenciosas de Abad, el posicionamiento firme de Fernández y los guiños de Kicillof, el partido enfrenta el desafío de no quedar atrapado en agendas ajenas. La construcción de un frente propio, que le devuelva centralidad e identidad, parece ser hoy más una necesidad que una utopía.