
La frase no fue al pasar, y cayó como un misil en la mesa de negociación: “El PRO es el 15% en CABA y el 5% en Provincia. ¿Qué quieren?”. Patricia Bullrich, sin filtro, dejó al descubierto la fragilidad electoral del macrismo en su histórica base bonaerense y pateó el tablero del armado conjunto con La Libertad Avanza para las elecciones de octubre.
Mientras Karina Milei se niega a ceder los primeros lugares en las listas –solo ofreció dos lugares entre los primeros doce candidatos–, Bullrich busca reposicionarse sin quedar atada a un acuerdo que considera desigual. La interna es más compleja con la presión del "Plan Octubre", un operativo de contención para evitar que la baja performance electoral detone la estabilidad económica.
Los gestos desde el PRO no ayudan. Santiago Passaglia, intendente aliado, directamente rompió filas: armó su propio partido y desconoció las negociaciones de Cristian Ritondo con la hermana presidencial.
En paralelo, el futuro de Diego Santilli se define a media voz: La Rosada ahora le ofrece el primer lugar en septiembre para la primera sección electoral, pero no en octubre. José Luis Espert también quedó en la mira: Karina y Santiago Caputo coinciden en bajarlo del tope de la boleta.
En este contexto, la advertencia de Bullrich no solo expone el deterioro del PRO, sino también la imposibilidad de imponer condiciones frente a un oficialismo que no quiere socios, sino subordinados.
MMU.-