Guinea Ecuatorial silencia Annobón: juicios secretos, represión y apagón digital

La isla africana de Annobón se convirtió esta semana en el epicentro de una ola de indignación internacional. Organizaciones de derechos humanos, coaliciones digitales y medios globales condenaron con dureza al régimen de Teodoro Obiang Nguema Mbasogo por las recientes detenciones arbitrarias, los juicios secretos y la imposición de un apagón total de comunicaciones que afecta a toda la población annobonesa desde julio de 2024.

Las denuncias comenzaron a intensificarse cuando más de 40 organizaciones internacionales —incluyendo Access Now y la campaña #KeepItOn— visibilizaron la sistemática represión en la isla. Según informaron, varios ciudadanos fueron secuestrados por las fuerzas de seguridad y sometidos a procesos judiciales clandestinos sin asistencia legal ni garantías básicas. Se trató, afirman, de un castigo directo a las protestas pacíficas que los annoboneses iniciaron contra la explotación ambiental por parte del Gobierno, en particular por el uso de dinamita en proyectos extractivos que devastan su ecosistema.

Pero la represión no se detuvo ahí. El régimen ordenó un apagón digital completo: ni internet, ni llamadas, ni mensajes. Annobón quedó desconectada del mundo, sin posibilidad de denunciar lo que ocurría ni siquiera a familiares en el continente. Esta censura extrema fue calificada por expertos como una “violación flagrante de derechos humanos fundamentales”, al impedir la libertad de expresión, el acceso a información y el derecho a comunicarse.

Los juicios secretos son una muestra clara del autoritarismo estructural de Guinea Ecuatorial. No solo se niega el derecho a la defensa, sino que se legitima la represión mediante procesos judiciales simulados que responden a fines políticos. Organizaciones como Amnistía Internacional y Human Rights Watch señalan que este tipo de procedimientos son parte de una maquinaria de control diseñada para erradicar cualquier forma de disenso, particularmente en regiones históricamente marginadas como Annobón.

El caso ha reabierto el debate sobre el rol de la comunidad internacional frente a regímenes autoritarios que violan sistemáticamente los derechos humanos. Mientras el Gobierno de Obiang —en el poder desde 1979— continúa actuando con impunidad, muchos se preguntan hasta cuándo se permitirá este silencio cómplice. Los annoboneses, por su parte, siguen esperando justicia desde una isla hoy convertida en prisión.

Annobón no es solo un territorio olvidado: es hoy el símbolo de un grito silenciado a la fuerza. Y ese silencio, impuesto por un régimen que ya no se molesta en ocultar su brutalidad, interpela al mundo entero.