
El presidente de Chile, Gabriel Boric, pronunció este 1 de junio su última Cuenta Pública ante el Congreso Nacional, en Valparaíso. El discurso, que se extendió por más de dos horas y media, no fue una simple rendición de cuentas, sino un manifiesto político en el que reafirmó su compromiso con las banderas del progresismo y desafió abiertamente a la derecha chilena.
Uno de los anuncios más contundentes fue el envío al Congreso de un proyecto de ley para legalizar el aborto hasta las 14 semanas de gestación, una medida destinada a ampliar los derechos reproductivos de las mujeres. "No quiero que en Chile ninguna mujer vaya a la cárcel por tomar decisiones sobre su cuerpo", declaró el mandatario, anticipando la resistencia parlamentaria.
En otro gesto de fuerte carga simbólica, Boric anunció la recalificación de la cárcel de Punta Peuco, donde cumplen condena más de 130 exagentes de la dictadura por crímenes de lesa humanidad. El presidente calificó como "injustificable" que estos reos tengan un trato diferenciado y propuso su traslado a penales comunes, como parte de una política de "justicia sin privilegios".
La medida busca cerrar uno de los últimos enclaves simbólicos del pinochetismo en el aparato estatal. Aunque sectores conservadores han rechazado el anuncio, organizaciones de derechos humanos lo consideran un avance histórico.
Boric también dedicó una parte sustancial de su intervención a la política exterior. Condenó la guerra de Rusia en Ucrania, el autoritarismo en Nicaragua y El Salvador, y calificó el reciente proceso electoral en Venezuela como ilegítimo. Pero el momento más tenso vino cuando el presidente chileno acusó a Israel de cometer "genocidio y limpieza étnica" en Gaza.
Esta afirmación, sin precedentes en un discurso presidencial chileno, fue acompañada por la decisión de apoyar un embargo internacional de armas a Israel, alineándose con la propuesta del gobierno español. La cancillería israelí respondió con severas críticas.
El Presidente Gabriel Boric da a conocer un nuevo compromiso de Gobierno en la #CuentaPública2025
— Gobierno de Chile (@GobiernodeChile) June 1, 2025
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En el plano interno, Boric hizo un repaso de lo que considera avances clave de su gobierno. Entre ellos, destacó la reducción de la jornada laboral a 40 horas semanales, el aumento del salario mínimo a 510.636 pesos y la extensión de la red del Metro de Santiago. También mencionó la incorporación de nuevas patologías al sistema de Garantías Explícitas en Salud (GES) y la implementación de políticas para revertir la baja natalidad en Chile.
Además, recalcó el acuerdo alcanzado con la oposición para avanzar en una reforma previsional, aunque su aprobación legislativa aún no se ha concretado.
La Cuenta Pública se realizó en un contexto político tenso: a seis meses de las elecciones presidenciales del 16 de noviembre, Boric mantiene una aprobación del 22%, según la última encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP). Aun así, utilizó el escenario para trazar una línea divisoria con la derecha: "Nada de esto habría sido posible si gobernara la oposición", sentenció.
Estoy orgulloso de lo que hemos hecho como gobierno, pero sobre todo, estoy orgulloso de Chile. De la fuerza que tenemos como país que desde el sur del mundo levanta su voz y dignidad cada día. Estoy esperanzado del futuro. Por ustedes, por las Violetas que florezcan al andar.… pic.twitter.com/maGnbxc23n
— Gabriel Boric Font (@GabrielBoric) June 1, 2025
El último discurso de Boric no fue una despedida, sino una declaración de principios. En lugar de adoptar un tono conciliador, el mandatario reafirmó su identidad política con propuestas audaces que tensionan al Congreso, polarizan al electorado y consolidan su legado. Apostó por marcar la agenda incluso más allá de su mandato.
Con iniciativas como la legalización del aborto y la transformación de Punta Peuco, Boric busca dejar una huella en la historia reciente chilena, aun a riesgo de sacrificar consensos. En tiempos de pragmatismo electoral, el presidente se despide reafirmando su convicción ideológica.