
Las elecciones presidenciales de este 3 de junio de 2025 en Corea del Sur no fueron un evento ordinario. Convocadas de forma anticipada tras la destitución de Yoon Suk-yeol, estas elecciones se desarrollaron en un clima de tensión institucional, incertidumbre ciudadana y polarización ideológica. La intervención del Tribunal Constitucional y la Asamblea Nacional para frenar un intento de ley marcial por parte del expresidente generó un precedente histórico.
La campaña electoral se transformó así en un referéndum sobre el futuro democrático del país. Con una participación electoral que superó el 76 %, los votantes optaron por un giro en el rumbo del gobierno, dándole la victoria a Lee Jae-myung, del Partido Democrático, con el 51,7 % de los votos.
Lee Jae-myung, exgobernador de la provincia de Gyeonggi, ya había sido candidato en 2022 y contaba con una base de apoyo consolidada. Su figura creció aún más durante la crisis institucional, donde fue uno de los principales opositores a la declaración de ley marcial de Yoon Suk-yeol.
Jae-myung Lee es abogado de formación y militante del Partido Democrático de Corea, de centroizquierda. Se ha caracterizado por su discurso progresista, su apoyo a políticas sociales amplias y una postura reformista frente al poder económico. A menudo se presenta como una figura cercana al ciudadano común y ajena a las élites tradicionales del país.
Durante su campaña, Lee promovió un mensaje de reconciliación nacional, reforma política y recuperación económica, centrado en fortalecer las instituciones democráticas y en restaurar la confianza en el gobierno. Su victoria representa un cambio de ciclo tras varios años de gobiernos conservadores.
El principal adversario de Lee fue Kim Moon-soo, del oficialista Partido del Poder Popular (PPP), quien obtuvo el 39,3 % de los votos. Kim, exministro de Trabajo, intentó distanciarse del escándalo que provocó la caída de Yoon, pero su vínculo con el exmandatario lo debilitó ante el electorado.
Kim es un veterano político conservador, miembro del Partido del Poder Popular. Fue ministro de Trabajo y gobernador de Gyeonggi. Su trayectoria se ha centrado en promover la disciplina fiscal, el orden institucional y políticas económicas ortodoxas. Representa el sector más tradicional del conservadurismo surcoreano.
Por otro lado, Lee Jun-seok, exdirigente del PPP, se presentó como tercera vía con su recién formado Partido Reformista, obteniendo un significativo 7,7 %. Su discurso, enfocado en la renovación política y la transparencia institucional, resonó especialmente entre votantes jóvenes y urbanos.
Jun-seok es el fundador del Partido Reformista, una formación liberal con enfoque tecnocrático. Ingeniero de formación y egresado de Harvard, representa una nueva generación de políticos que impulsa la modernización institucional, la digitalización del Estado y una mayor participación ciudadana, especialmente desde plataformas digitales.
La caída de Yoon Suk-yeol tras su intento de imponer la ley marcial en diciembre de 2024 fue el catalizador de esta elección. El episodio generó una crisis de legitimidad que obligó al Tribunal Constitucional a intervenir. La decisión del tribunal de destituirlo fue celebrada por amplios sectores sociales y consolidó el rechazo a la continuidad del modelo conservador.
Este contexto transformó la elección en una disputa por el alma institucional del país. La oposición capitalizó el sentimiento de fatiga ciudadana y el temor a una deriva autoritaria para consolidar su victoria.
Propuestas del nuevo gobierno
Lee Jae-myung llega al poder con una agenda centrada en reformas democráticas, mayor inversión en tecnología, fortalecimiento del estado de bienestar y promesas de revisar la relación entre el Ejecutivo y las Fuerzas Armadas. También ha manifestado la necesidad de redefinir la política exterior del país con mayor autonomía.
Su discurso inaugural estuvo marcado por llamados a la unidad nacional, al respeto institucional y a la transparencia. Ha prometido revisar algunas de las leyes más controvertidas del gobierno anterior y restaurar la confianza ciudadana en la democracia.
Corea del Sur inicia una etapa de reconfiguración institucional, marcada por el retorno de una fuerza progresista al poder. El liderazgo de Lee Jae-myung enfrentará el desafío de sostener la confianza pública mientras lidia con una economía global incierta y tensiones geopolíticas crecientes.
Las elecciones de 2025 no solo marcaron un cambio de gobierno, sino también una reafirmación del poder de la ciudadanía para corregir desbalances institucionales. El reto de Lee será convertir esa energía cívica en políticas sostenibles y en un nuevo rumbo para la península coreana.