06/06/2025 - Edición Nº850

Internacionales

Oro y poder

El hallazgo de oro en Uganda: ¿riqueza nacional o una nueva fuente para élite política?

03/06/2025 | Uganda halla uno de los mayores yacimientos de oro del mundo, pero su pueblo sigue atrapado en la pobreza bajo un régimen autoritario.



Uganda sorprendió al mundo anunciando el hallazgo de 31 millones de toneladas métricas de mineral de oro, con un valor estimado en más de 12 billones de dólares. La magnitud de la cifra situaría al país como una potencia global en reservas auríferas, superando incluso las estimaciones históricas de producción global.

La mayor parte del oro al parecer se ubica en la región de Karamoja, al noreste del país, una zona históricamente empobrecida, conflictiva y marginal. El presidente Yoweri Museveni celebró el descubrimiento como una oportunidad para “transformar la economía de Uganda”. Pero el entusiasmo estatal contrasta con un temor creciente: que esta riqueza extraordinaria no llegue jamás al ciudadano común.

Un sistema político centralizado y clientelar

Uganda es una república presidencialista altamente centralizada, dominada por Museveni desde 1986. Su régimen ha sido descrito como un autoritarismo electoral, donde las elecciones se celebran pero sin competencia real ni alternancia efectiva. Los organismos de control y transparencia funcionan con limitaciones, y el aparato del Estado se entrelaza con redes clientelares profundamente arraigadas.

En este contexto, la aparición de oro no solo es una noticia económica, sino también una oportunidad de acumulación de poder. El control de los permisos de exploración, las licencias de exportación y las rutas de comercialización puede consolidar a una nueva oligarquía extractiva vinculada al régimen. Las alarmas no tardaron en sonar: ¿quién se beneficiará realmente?

Una ciudadanía al margen de la riqueza

A pesar de sus recursos naturales, Uganda mantiene a más del 40 % de su población bajo la línea de pobreza. Las condiciones en zonas como Karamoja son extremas: hambre, desempleo y falta de servicios básicos. Incluso si parte del oro es procesado localmente, como propone Museveni, no hay garantías de redistribución justa si las instituciones siguen capturadas por intereses políticos y empresariales.

El riesgo más evidente es la maldición de los recursos naturales, donde países con grandes riquezas minerales terminan atrapados en economías desiguales, gobernanzas corruptas y dependencia externa. Nigeria, Venezuela o República Democrática del Congo ofrecen ejemplos que Uganda no puede ignorar.


Mina de oro en Uganda. / Mehmet Ali Poyaraz. Shutterstock. 

La geopolítica del oro: nuevas presiones, nuevos actores

El anuncio también ha despertado interés de potencias extranjeras. China, Rusia y empresas con sede en Emiratos Árabes Unidos han manifestado su disposición a invertir en infraestructura minera y refinerías. Aunque esto podría traer inversión, también genera dependencia y pérdida de soberanía si no se regulan los términos contractuales.

El oro no solo será un bien de exportación: puede convertirse en una palanca geoestratégica, usada para obtener favores, alianzas o crédito internacional. En manos de una clase política con poco control ciudadano, esta herramienta se transforma en un arma de poder y exclusión.

Riqueza sin democracia, poder sin redistribución

Uganda está ante un cruce de caminos: aprovechar el hallazgo para fortalecer su desarrollo o profundizar un modelo de acumulación desigual. Si las instituciones no se reforman, el oro no será una salida para la pobreza, sino un multiplicador de la desigualdad y del autoritarismo.

El verdadero dilema no es técnico, sino político. ¿Podrán las comunidades participar del beneficio? ¿Se garantizará la transparencia en contratos y licencias? ¿Habrá rendición de cuentas sobre los ingresos del oro? De no resolverse estas preguntas, Uganda puede convertirse en el símbolo perfecto de cómo una nación rica puede mantener a su pueblo pobre mientras una élite dorada se consolida al mando.