Visita de Qalibaf a Caracas refuerza alianza turbia entre Irán y Venezuela

El presidente de la Asamblea Consultiva Islámica de Irán, Mohammad Baqer Qalibaf, fue recibido esta semana por Nicolás Maduro en el Palacio de Miraflores, en una muestra más del fortalecimiento del eje Caracas-Teherán. La visita incluyó actos protocolares, una conferencia en la Universidad Internacional de las Telecomunicaciones y reuniones con autoridades legislativas venezolanas.

La comitiva iraní también celebró la entrega de más de 2,4 millones de vacunas a Venezuela, parte de los acuerdos bilaterales firmados en los últimos años. Aunque el gesto busca subrayar la cooperación sanitaria, expertos consideran que la relación va mucho más allá del intercambio técnico.

Una alianza con fines políticos y propagandísticos

Los gobiernos de Irán y Venezuela comparten más que un modelo diplomático alternativo: ambos están aislados internacionalmente, enfrentan sanciones y usan su alianza como plataforma para proyectar influencia regional. La retórica compartida sobre un “nuevo orden mundial” sugiere una visión que choca con el sistema democrático occidental.

El uso de visitas oficiales para reforzar esta narrativa preocupa a sectores políticos y académicos, que ven en estos encuentros más simbolismo ideológico que resultados tangibles para la población. Pese al discurso integrador, la cooperación no ha demostrado beneficios estructurales para la economía venezolana.

Impacto limitado y riesgos geopolíticos

En la práctica, la cooperación bilateral ha sido limitada y focalizada, con énfasis en la energía, tecnología y salud. No obstante, los acuerdos firmados carecen de transparencia, y existen dudas sobre el alcance real de las inversiones y entregas anunciadas.

A nivel internacional, esta relación genera inquietud por los posibles vínculos con estructuras sancionadas y el uso de territorios para operaciones logísticas opacas. Si bien no existen pruebas concluyentes de actividades ilícitas, el historial de ambos gobiernos invita a una observación constante.

Un momento de consolidación para Maduro

La visita de Qalibaf llega en un momento clave para Maduro, en pleno año electoral y con un discurso centrado en la soberanía y el antiimperialismo. Estos gestos buscan reforzar su imagen internacional y reafirmar su legitimidad interna, en contraste con las críticas de la oposición y de organismos internacionales.

Desde la perspectiva iraní, Venezuela se mantiene como un socio confiable en América Latina, donde puede afianzar presencia simbólica y económica sin el escrutinio que enfrenta en otras regiones. La alianza, aunque desigual, sirve a ambos en sus agendas políticas.

CARACAS.- El presidente del Parlamento de Irán, Mohammad Baqer Qalibaf junto a su homólogo en Venezuela, Jorge Rodríguez. 

Diplomacia con reservas

Más allá de los titulares, la visita de Qalibaf representa un capítulo más de una relación que genera más preguntas que respuestas. En un contexto global convulso, estas alianzas selectivas pueden acarrear riesgos diplomáticos y económicos para los países implicados.

Sin mayor control institucional ni transparencia pública, los acuerdos entre Irán y Venezuela deberían ser objeto de vigilancia ciudadana y debate abierto, no solo celebraciones oficiales. La política exterior también debe rendir cuentas.