06/06/2025 - Edición Nº850

Internacionales

Derecha digital

Dios, patria y Bitcoin: los nuevos nacionalismos que reconfiguran Sudamérica

05/06/2025 | Desde Argentina hasta El Salvador, líderes como Milei y Bukele consolidan un nacionalismo 2.0 que combina religiosidad, soberanía digital y redes sociales.



La nueva ola nacionalista que recorre Sudamérica ya no responde al molde clásico de los partidos conservadores tradicionales. Hoy se presenta vestida de memes, discursos mesiánicos, criptomonedas y transmisiones en vivo. La fórmula de esta nueva derecha combina nacionalismo simbólico, evangelismo político y digitalización del poder. Sus principales exponentes son Javier Milei en Argentina, Nayib Bukele en El Salvador y el legado aún vigente de Jair Bolsonaro en Brasil.

Ya no se trata solo de proteger la industria nacional o rechazar al FMI, sino de construir una narrativa de salvación nacional, con enemigos internos, retórica religiosa y plataformas digitales como campo de batalla. El resultado: una política donde la soberanía se disputa tanto en las urnas como en el timeline de Twitter.

Milei, el libertario que habla con Dios (y con Elon Musk)

Javier Milei ha instaurado un nuevo paradigma político en Argentina. Su discurso contra la "casta" política se mezcla con un fervor libertario, promesas de dolarización y el uso intensivo de criptomonedas como emblema de libertad financiera.

En 2025 declaró el "Año de la Reconstrucción Nacional" y asistió al Tedeum del 25 de mayo, en un gesto simbólico que conecta su gestión con valores tradicionales, a pesar de su declarado ateísmo. Su alineación con Israel, Estados Unidos y Vox refleja una orientación internacional coherente con su discurso nacionalista. Todo esto, amplificado por un aparato comunicacional basado en memes, influencers y confrontación directa en redes.

Bukele, el presidente cripto que habla en clave mesiánica

En El Salvador, Nayib Bukele ha hecho del control político una virtud. Su gobierno, alabado por haber reducido drásticamente la violencia, se apoya en un discurso religioso, nacionalista y tecnológico. El Bitcoin, adoptado como moneda de curso legal, no es solo una herramienta económica, sino un gesto soberano frente al sistema financiero internacional.

"Prefiero que me llamen dictador a que maten salvadoreños", ha declarado recientemente. Su narrativa mesiánica y su comunicación unidireccional vía Twitter construyen una figura de líder absoluto, casi religioso, con un pueblo que lo sigue como una cruzada.


Nayib Bukele, presidente de El Salvador. 

Bolsonaro, el profeta evangélico de la familia tradicional

Aunque hoy no ocupa la presidencia, Jair Bolsonaro sigue siendo un actor clave en la reconfiguración de la derecha brasileña. Su legado incluye una fuerte alianza con las iglesias evangélicas, una retórica antiizquierdista centrada en "Dios, patria y familia" y una estructura de comunicación digital basada en cadenas de WhatsApp, videos caseros y transmisiones en vivo.

El nacionalismo de Bolsonaro no es económico, sino espiritual: la nación como cuerpo moral que debe defenderse de ideologías extranjeras y minorías disidentes.

Puntos de convergencia: fe, soberanía y algoritmos

  • Nacionalismo simbólico: La soberanía no se mide en barreras arancelarias, sino en la capacidad de desafiar narrativas globales desde lo propio: Dios, patria, Bitcoin.

  • Evangelismo político: Aunque no todos sean creyentes, todos apelan a valores religiosos para legitimar su poder.

  • Redes como partido: WhatsApp, Twitter y TikTok reemplazan las viejas estructuras partidarias. La base política está en los likes, no en los comités.

  • Tecnología como bandera: Desde la criptoeconomía de Milei y Bukele hasta el ecosistema digital bolsonarista, la tecnología es usada como herramienta de emancipación y control a la vez.

Una Internacional de derechas digitales

Estos liderazgos no están aislados: están conectados simbólica e ideológicamente. Se retroalimentan en redes, comparten estrategias y celebran victorias mutuamente. La derecha digital ya no necesita embajadas ni cumbres: basta con retuits, hashtags y videos virales.

Si logran consolidarse y replicarse, podríamos estar ante el nacimiento de una nueva "Internacional Nacionalista" sudamericana, no basada en acuerdos formales, sino en afinidades profundas: la relación directa con el pueblo, el rechazo a las élites y el uso de Dios y el algoritmo como ejes de poder.