
Ucrania ejecutó su ataque más audaz desde el inicio de la guerra: la Operación Telaraña. Diseñada por el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) durante 18 meses, esta ofensiva empleó drones kamikaze camuflados en camiones civiles dentro de territorio ruso. El resultado fue devastador: 41 aeronaves destruidas, entre ellas bombarderos estratégicos como los Tu-95 y Tu-22M3.
Las bases atacadas fueron Bélaya, Diáguilevo, Ivánovo Séverny, Olenya y Ukrainka, todas ubicadas a cientos o miles de kilómetros del frente. Esto marcó un cambio radical: por primera vez, Rusia comprobó que su retaguardia más profunda no está a salvo.
La ejecución fue tan precisa como audaz. 117 drones fueron infiltrados en cinco regiones rusas usando camiones con fachadas de cabañas de madera. Una vez activados, los drones se dirigieron de forma simultánea a las bases aéreas previamente identificadas.
Según fuentes del SBU, el objetivo era claro: destruir los portamisiles de crucero utilizados por Rusia para atacar infraestructura civil ucraniana. El resultado, aseguran, fue la eliminación de un 34% de estas capacidades estratégicas. Para expertos militares occidentales, se trata de una de las operaciones más eficaces de guerra no convencional en lo que va del conflicto.
Rusia calificó la ofensiva como un “ataque terrorista”, y reconoció daños en al menos dos bases. Las autoridades rusas aseguran haber repelido el ataque en otras tres, aunque imágenes satelitales y videos filtrados contradicen esa versión.
Mientras tanto, el presidente Volodímir Zelenski afirmó que la operación “pasará a los libros de historia”, y subrayó que Ucrania no puede permitir que Rusia bombardee sus ciudades con impunidad. El jefe del SBU, Vasyl Malyuk, la calificó como un ejemplo de inteligencia aplicada con precisión quirúrgica.
❗️La SBU (servicio de inteligencia de Ucrania) estuvo preparando durante un año y medio la operación “Telaraña” — una serie de ataques con drones en territorio ruso.
— Alejandro León (@laaccionex) June 1, 2025
La operación fue dirigida por el jefe de la SBU, Maliuk, y supervisada personalmente por Zelensky.
El plan… pic.twitter.com/wrBOILFROU
Las repercusiones internacionales no tardaron en llegar. Keith Kellogg, enviado de Donald Trump para Ucrania y Rusia, advirtió que el ataque podría escalar el conflicto a niveles peligrosos y poner en riesgo futuras negociaciones de paz. Otros actores europeos, en cambio, vieron en la operación un mensaje claro sobre la capacidad de defensa de Ucrania.
Expertos coinciden en que el éxito de la operación cambia el equilibrio operativo del conflicto, pero también aumenta la presión sobre Moscú para responder con contundencia. A la vez, crece el temor a que el Kremlin opte por represalias masivas.
Ucrania actualiza la versión histórica del “Caballo de Troya” y crea “Operación Telaraña”para introducir drones en los falsos techos de camiones para atacar bases rusas a más de 5.000km de Kyiv Vasyl Malyuk “Desde la planificación hasta la ejecución pasaron un 1año,6meses,9 días” pic.twitter.com/tzGiWTkohp
— Juan Fran Martín (@JuanFranMartinF) June 1, 2025
La Operación Telaraña representa un punto de inflexión en la guerra. No solo debilitó los medios aéreos de largo alcance de Rusia, sino que demostró la vulnerabilidad del corazón militar ruso. La audacia de Kiev refuerza su narrativa defensiva, pero también empuja al conflicto hacia una fase más volátil.
En esta nueva etapa, la guerra ya no se libra sólo en el Donbás o en Jersón, sino en la profundidad del territorio ruso. La pregunta que queda es si este golpe estratégico derivará en una desescalada diplomática o en una respuesta brutal del Kremlin. El riesgo, como siempre, está en la siguiente jugada.