Tiros, rehenes y muerte: un especialista internacional advierte sobre las fallas estructurales en las fuerzas de seguridad

Lo que sucedió este martes en el partido bonaerense de Moreno instaló una fuerte polémica. Es que el accionar del oficial Gabriel Fernando Danielo (39) -policía de la Ciudad de Buenos Aires, con más de 20 años de servicio-  expuso una vez más los peligros de un sistema que permite que agentes armados y con denuncias vigentes sigan en sus cargos y portando armas.

La escena que se vivió en el gimnasio de las calles Roque Sáenz Peña y Centenerio fue dramática: Danielo irrumpió en el lugar, asesinó a la novia de su ex pareja, tomó como rehén a su expareja y se atrincheró durante más de diez horas, hasta que finalmente se suicidó de un disparo.

Para el especialista internacional en seguridad Daniel Adler, lo ocurrido no puede analizarse como un hecho aislado. Adler, exmiembro de la unidad Golani de las Fuerzas Especiales del Ejército de Israel y exasesor de la Secretaría Nacional de Seguridad Pública de Ecuador, fue enfático al respecto: "Esto muestra que los procesos de selección de personal de la policía y el control posterior con evaluaciones poligráficas y grafológicas, deja mucho que desear. Hay que evaluar por qué hay tantos policías con carpeta médica y psiquiátrica. La policía bonaerense; por ejemplo, tiene récord de presentación de carpetas médicas, licencias psiquiátricas y casos de suicidios".

El martes, cerca de las 16.30, Danielo ingresó armado al gimnasio de su expareja, Anabella Viviana Florentín (35). Según fuentes policiales, ya pesaba sobre él una denuncia por violencia de género y una orden de restricción. La víctima fatal fue Marcela Fabiana Heredia (46), novia actual de Florentín, quien intentó impedir el acercamiento del agresor y recibió al menos dos disparos por la espalda.

Luego, Danielo se atrincheró con su expareja, la mantuvo bajo amenaza durante horas, y finalmente la liberó. Un negociador del Grupo Halcón intentó convencerlo de entregarse, pero sin éxito. El operativo desplegó más de 100 efectivos, francotiradores, ambulancias y bomberos. Finalmente, cerca de las 2.30 del miércoles, se disparó en la cabeza con su arma reglamentaria, falleciendo en el hospital Mariano y Luciano de la Vega.

Para Adler, lo que está en juego no es solo un crimen, sino un patrón. "En general a las fuerzas policiales les falta control psicofisiológico además de entrenamiento y contención. Se necesita una revolución en la profesionalización de las fuerzas y el nivel de selección de los aspirantes a formarse como policías", advirtió a NewsDigitales.

En esa línea, también apuntó a la necesidad de fortalecer los sistemas internos de control y rendición de cuentas. "Además, es esencial que el departamento de Asuntos Internos de las fuerzas de seguridad funcione bien y pueda sumar la posibilidad de denuncias externas para que la ciudadanía pueda colaborar con algunos datos que muchas veces llegan tarde por el mal funcionamiento del Poder Judicial".

Adler insistió en que “necesitan asistencia psicológica con un departamento especial para poder cuidar a la última barrera entre la delincuencia y la ciudadanía. Una falla de una persona armada, uniformada y emporada por el Estado es mucho más grave, por eso es tan importante el control de los policías”.

LN