
Bolivia se encuentra virtualmente paralizada por los bloqueos organizados por sindicatos cocaleros afines a Evo Morales, quienes buscan forzar su regreso al poder. Bajo el lema "Sin Evo Morales, no hay elecciones", las rutas están interrumpidas, afectando el comercio, el abastecimiento y la movilidad de miles de ciudadanos.
El detonante fue la inhabilitación de Morales por el Tribunal Constitucional, que reafirmó los límites de reelección establecidos en la Carta Magna. A pesar de haber perdido legitimidad en elecciones anteriores, Morales insiste en volver, apelando a sus bases para desestabilizar al gobierno y condicionar el calendario electoral.
El Movimiento al Socialismo atraviesa su mayor crisis de liderazgo. Luis Arce ha desistido de buscar la reelección, mientras Evo Morales, inhabilitado, insiste en imponer su figura a cualquier costo. Esta situación ha fragmentado al partido y debilitado su presencia electoral.
Candidaturas como la de Andrónico Rodríguez intentan ocupar el espacio vacío, pero carecen de respaldo amplio. Según encuestas, la oposición moderada liderada por Samuel Doria Medina y Jorge Quiroga concentra las mayores intenciones de voto, dejando al MAS sin una figura de consenso.
Devastador informe de 86 páginas de @IMFNews desnuda colapso económico total, después de 20 años de Evo/Arce. Tenemos una enorme tarea de reconstrucción en #Bolivia. Juntos aseguraremos estabilidad y #CambioRadical.
— Tuto Quiroga (@tutoquiroga) June 4, 2025
El informe íntegro:https://t.co/A5Y3kmU3Q1
Lejos de representar una causa social amplia, las protestas impulsadas por Morales agravan la ya crítica situación económica. La inflación, la falta de combustibles y la depreciación del boliviano afectan especialmente al 80% de la población que trabaja en la informalidad. Los bloqueos no hacen más que empeorar el panorama.
En La Paz y Cochabamba se han registrado enfrentamientos entre manifestantes y vecinos hartos de los cortes. El gobierno, si bien acusa a los cocaleros de atentar contra la estabilidad nacional, mantiene una postura pasiva, temeroso de un estallido mayor si decide reprimir las protestas.
La insistencia de Morales y sus seguidores en condicionar el proceso electoral con medidas de fuerza atenta contra la democracia misma. Analistas advierten que sin reglas claras ni candidatos elegibles por mérito y legalidad, el proceso previsto para agosto podría carecer de legitimidad.
Mientras sectores afines al MAS amenazan con desconocer los resultados si no se permite la candidatura de Morales o un delfín suyo, desde la oposición se denuncia un intento de chantaje institucional. El país se encuentra atrapado en un clima de polarización sin salida aparente.
#Bolivia Amenazas sacuden al TSJ por caso Evo Morales https://t.co/JchrJx32U8
— El Venezolano CR (@VenezolanoCR) June 4, 2025
La estrategia de Evo Morales revela un desprecio por las reglas democráticas que él mismo ayudó a escribir. Su afán de volver al poder ha colocado a Bolivia al borde de la parálisis institucional y ha fracturado a la izquierda, debilitando sus posibilidades de continuidad política.
El MAS ha demostrado una preocupante incapacidad para renovarse y liberarse del caudillismo. Si Bolivia quiere preservar su estabilidad, deberá resistir las presiones de quienes pretenden secuestrar la voluntad popular para beneficios personales, y apostar por una transición que respete la legalidad y priorice el bienestar colectivo.