"Rocío, Tiziano y Francesco": las víctimas de una masacre familiar que nadie supo evitar

La mañana del miércoles 4 de junio nadie en Tres Arroyos imaginaba que Fernando Dellarciprete -un hombre de 40 años, de perfil bajo y con un trabajo estable en la Cervecería Quilmes- estaba a punto de protagonizar una verdadera masacre. Según la reconstrucción oficial, mató a su pareja Rocío Noemí Villarreal, de 34 años, asesinó a sus dos hijos Tiziano (8) y Francesco (4), y luego se suicidó arrojándose abajo de un camión.

Dellarciprete nació el 1 de febrero de 1985 y era conocido por su afición al surf, los cuatriciclos y la vida al aire libre. Llevaba años vinculado laboralmente a una de las empresas más grandes del país y vivía con Rocío en una vivienda del partido de Tres Arroyos. Quienes los conocían no habían advertido señales visibles de lo que se avecinaba.

Rocío, en cambio, tenía otro perfil. Más joven que él, había trabajado como empleada en la Municipalidad de Tres Arroyos y, según allegados, había comenzado un emprendimiento propio dedicado a la venta de cosméticos, aromatizantes y sahumerios, que promocionaba activamente en sus redes sociales.

Según la investigación, el horror comenzó puertas adentro del hogar. Dellarciprete habría utilizado un cable telefónico para estrangular a Rocío. Luego, subió a sus hijos a la camioneta Renault Duster blanca y salió de la ciudad. No estaba huyendo: estaba ejecutando un plan macabro.

En las afueras del paraje San Cayetano, detuvo el vehículo, asesinó a los niños y arrojó sus cuerpos a un zanjón. Poco después, estacionó al costado de la ruta, caminó algunos metros y se arrojó al paso de un camión. El conductor, un hombre de 36 años, fue demorado inicialmente, pero quedó rápidamente desvinculado de la causa.

Los peritos encontraron los cuerpos de Tiziano y Francesco y, dentro del vehículo, el DNI de Rocío. Al ir a su domicilio, los oficiales completaron el rompecabezas: el femicidio había sido el primer acto de una secuencia de violencia implacable.

LN