07/06/2025 - Edición Nº851

Internacionales

Apuesta rural

Lula desafía a los economistas: el agro como motor del milagro brasileño

06/06/2025 | Mientras se prevé una desaceleración en 2025, el gobierno redobla su confianza en la agricultura para sostener y acelerar el crecimiento de Brasil.



Brasil inició 2025 con una sorpresa para los mercados: un crecimiento del 2,9% interanual en el primer trimestre. Este dato no solo superó expectativas, sino que reveló un motor inesperado: el agro, con una expansión trimestral del 12,2%, alimentada por una cosecha récord de soja, el principal producto de exportación del país.

El dato es clave para el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, que lo interpreta como la confirmación de su estrategia. El campo, que muchas veces fue visto como conservador o alejado de la agenda progresista, aparece ahora como protagonista de un nuevo ciclo de crecimiento. Lula apuesta a convertir esa narrativa en una bandera de su gestión.

Agricultura como estrategia política

En un evento celebrado en París, donde se reconoció a Brasil como libre de fiebre aftosa sin necesidad de vacunación, Lula se permitió trazar una línea directa entre prestigio internacional y potencial agrícola. "El crecimiento del primer trimestre nos permite desafiar las predicciones conservadoras", afirmó, ligando directamente la producción rural con el orgullo nacional.

Este enfoque no es solo económico, también es un mensaje político interno. Con las ciudades cada vez más polarizadas y la oposición ganando terreno en algunos centros urbanos, Lula busca reforzar su base en el interior del país. El agro, tradicional bastión de la derecha, se transforma en territorio de disputa.

Choque de visiones con el mercado

Mientras el Ministerio de Hacienda estima un crecimiento moderado del 2,4% para todo 2025 y analistas privados bajan ese número al 2,13%, Lula plantea un escenario alternativo. Según su visión, si el país creció 3,4% en 2024 sin una gran cosecha, el boom agrícola de este año podría llevar al PIB a superar fácilmente las previsiones.

Este optimismo presidencial choca con el escepticismo técnico de parte del mercado. Los economistas señalan riesgos externos como el clima, la volatilidad de los commodities y las tensiones geopolíticas que podrían frenar la proyección del Ejecutivo. El tiempo dirá cuál de las dos lecturas se impone.

China, clima y commodities

La estrategia de Lula se apoya también en una red diplomática activa: reforzar la relación con China, el principal socio comercial del país, y consolidar a Brasil como proveedor clave de alimentos en el Sur Global. En ese marco, la soja y la carne ganan peso como activos geoestratégicos.

No obstante, el éxito de esa visión está lejos de estar asegurado. Las condiciones climáticas extremas, la competencia global y los vaivenes del mercado internacional pueden afectar la producción y los precios. La dependencia del agro también vuelve a Brasil más vulnerable a shocks externos.


Cosechadores operando en una plantación de soja en Campo Novo de Parecis, Brasil, el 27 de marzo de 2012 (AFP tickers).

Lula avanza 

La jugada de Lula combina pragmatismo económico con audacia simbólica. En un contexto global de transición verde y digital, el presidente brasileño opta por apoyar su modelo de crecimiento en el campo, apostando a su capacidad de generar empleo, divisas y apoyo político.

Esto, sin embargo, abre una nueva disputa interna. Mientras sectores industriales y urbanos reclaman inversiones y modernización, el agro se lleva los aplausos y los recursos. Si el experimento tiene éxito, Lula no solo desafiará las cifras de los economistas, sino también el mapa de poder tradicional en Brasil.