
En un contexto de mayor demanda de sustentabilidad en los procesos productivos, las empresas del sector agroindustrial exploran alternativas para reducir el impacto ambiental. En la localidad cordobesa de General Cabrera -cuna del maní en esa provincia- la acumulación de cáscara representaba un foco constante de incendios y preocupación para la comunidad.
Ante esta problemática, desde la empresa Prodeman -enfocada en la producción de este cultivo- puso en marcha una central térmica, que transforma ese residuo en energía para 18.000 hogares, genera empleo local y convierte las cáscaras en materiales de construcción sustentables. De esta manera, un residuo de la producción se transforma en acciones concretas -y sustentables- en beneficio de la comunidad local.
La historia se remonta a 2017, cuando se puso en marcha una Central Térmica de Generación de Energía Eléctrica, para aprovechar al máximo los recursos disponibles. Desde entonces, OC BIO -unidad de negocios de Prodeman- gestiona el principal residuo de la producción, la cáscara de maní, transformándola en biomasa para generar energía limpia, que llega a miles de hogares en General Cabrera.
Cada día, esta planta requiere unas 240 toneladas de cáscara de maní para su funcionamiento. Este subproducto ingresa a una caldera, en donde se quema y genera un vapor que mueve la turbina y alimenta al generador que produce energía eléctrica y se incorpora al Sistema Interconectado Nacional.
A su vez, la Central Térmica gestiona residuos tanto de la empresa como de otras industrias. Con este volumen, logran producir 10 megavatios, operando 24 horas al día, durante 330 días al año. Guillermo Chesta, jefe de bomberos voluntarios de General Cabrera, explicó que en la zona había muchas complicaciones con la acumulación de cáscara de maní de distintas empresas:
“Era un problema muy grande para nosotros y para toda la comunidad, porque ante cualquier chispa o temperatura inadecuada, ese residuo se prendía fuego rápidamente", sostuvo.
Y agregó: Generaba muchos inconvenientes, ya que el humo llegaba a la ciudad e incluso se prendía fuego en campos cercanos”. Esto implicaba una “gran carga de trabajo y un uso considerable de recursos materiales y humanos”.
El impacto positivo en la comunidad de General Cabrera es evidente. En este sentido, Chesta comentó: “Es importante porque ya no enfrentamos los graves inconvenientes que teníamos antes. Para nosotros fue de mucha utilidad y la comunidad está mucho más tranquila, ya que ya no hay humo ni riesgos para los cultivos cercanos".
Además de la energía eléctrica, Prodeman ha desarrollado bio-ladrillos para cerrar el ciclo de producción. Este material de construcción está hecho a partir de las cenizas generadas en la producción de energía eléctrica. Desde la empresa reconocieron que enn menos de diez años, en las plantas de maní lograron reducir en un 47% los residuos por kilo producido y aumentar en un 40% la tasa de reciclaje.
El modelo desarrollado se articula en cinco ejes: utilizar los recursos indispensables con el menor impacto ambiental posible; garantizar la seguridad de colaboradores, contratistas, proveedores socios y comunidad; fomentar la innovación y la incorporación de avances tecnológicos; alentar a las personas para desarrollar soluciones sostenibles y eficientes; y promover un ambiente laboral seguro y saludable, enfocado en el bienestar.