
Miles de docentes provenientes de todas las regiones de Chile marcharon el miércoles 5 de junio en Valparaíso como parte de la “Gran Marcha Docente”, una movilización organizada por el Colegio de Profesoras y Profesores de Chile. La concentración frente al Congreso Nacional marcó el segundo día de un paro nacional de 48 horas, convocado para exigir respuestas concretas a la “Agenda Corta” presentada por el gremio en enero.
El punto central de la manifestación fue la intersección de avenida Pedro Montt con avenida Argentina, donde los asistentes, muchos de ellos provenientes de zonas tan distantes como Atacama o Chiloé, reclamaron una mejora urgente en sus condiciones laborales y la revalorización del trabajo docente. La jornada estuvo marcada por banderas, cánticos y una fuerte presencia policial, que organizó desvíos en la Ruta 68 ante la magnitud del evento.
La “Agenda Corta” docente incluye seis puntos clave para resolver problemas estructurales del sistema educativo. Entre ellos, se destaca la exigencia de una nueva ley de titularidad docente, una reforma a la carrera profesional docente, y una solución a las deudas generadas por el traspaso al Sistema Local de Educación Pública (SLEP).
Además, los profesores solicitan una reducción del agobio laboral, un mayor reconocimiento al rol del profesor jefe, y que el Día del Profesor sea considerado oficialmente como una jornada sin clases. Estas demandas, según el gremio, han sido reiteradamente ignoradas o postergadas por el Ministerio de Educación.
Mario Aguilar, presidente del Colegio de Profesores, advirtió que si no se entregan respuestas claras, el gremio podría avanzar hacia un paro indefinido. “No estamos pidiendo privilegios, estamos exigiendo lo que es justo para el ejercicio de nuestra profesión”, afirmó desde Valparaíso. También criticó la estandarización del calendario escolar, solicitando que se respete la realidad local de cada territorio.
El gremio elevó además al Parlamento un reclamo por el aumento de la violencia en las escuelas, proponiendo la aprobación urgente de un proyecto para mejorar la convivencia escolar. “Es insostenible que se ignore el impacto que estas condiciones generan tanto en los docentes como en los estudiantes”, añadió Aguilar.
La marcha docente refleja no solo el malestar creciente del sector educativo en Chile, sino también una evidente desconexión entre las autoridades gubernamentales y las necesidades concretas del profesorado. Lejos de ser una protesta aislada, esta movilización masiva demuestra que las tensiones acumuladas desde la implementación del SLEP y otras reformas estructurales requieren una revisión inmediata.
El gobierno de Gabriel Boric enfrenta una prueba clave en su política educativa: o responde con medidas efectivas y un diálogo real, o se arriesga a una escalada mayor del conflicto gremial. La masiva participación en Valparaíso es una señal clara de que el profesorado no está dispuesto a seguir esperando.