08/06/2025 - Edición Nº852

Internacionales

Entre la motosierra y el silencio

Milei en medio de la guerra Trump-Musk: la motosierra se quedó sin batería

07/06/2025 | Mientras Trump y Musk se lanzan misiles políticos y financieros, Javier Milei elige el silencio incómodo en su gira internacional. La motosierra del ajuste, que unió al libertario con el magnate de Tesla en un show inolvidable, hoy vibra sola. El Gobierno argentino evita tomar partido en una pelea que expone fracturas de fondo en la derecha global.



Tres coordenadas para entender el desconcierto. Mientras Javier Milei se abraza con Giorgia Meloni en la capital italiana, y viaja para España, en Estados Unidos se desmorona el triángulo ideológico que sostenía parte de su épica internacional: Donald Trump y Elon Musk, sus dos padrinos del show libertario global, han entrado en guerra.

El Presidente argentino, que durante meses cultivó un vínculo público y afectuoso con ambos, ahora prefiere el silencio. “No es un tema nuestro”, repiten en la comitiva presidencial como un mantra. La frase, deslizada en off por un vocero del Ejecutivo, evita herir susceptibilidades pero no resuelve la incomodidad: Milei está en el medio de una pelea entre dos de sus principales referentes internacionales.

El conflicto, más que una pelea de egos, es una implosión con derivaciones políticas y económicas globales. Musk acusó públicamente a Trump de aparecer en los archivos del caso Jeffrey Epstein. Y mientras la Casa Blanca guarda silencio, el mundo toma nota. “Hasta que no vea al presidente de EE.UU. en la lista de Epstein, lo banco”, dijo Daniel “El Gordo Dan” Parisini en su streaming libertario Carajo, casi como un portavoz informal del discurso caputista.

El conflicto va más allá de lo personal. Como subraya un análisis reciente del Financial Times, la ruptura entre Musk y Trump refleja el giro preocupante que detectan algunos sectores del establishment financiero frente al plan económico del republicano. El nuevo presupuesto expansivo de Trump, con recortes a Medicaid y beneficios fiscales a los ricos, dispara el déficit y enciende alarmas. Musk, cuyo patrimonio cayó más de 100 mil millones de dólares en seis meses, lo calificó de “abominación repugnante”. Moody's, más sobrio pero no menos lapidario, bajó la calificación crediticia de EE.UU. alertando sobre el mismo punto: el trumpismo ya no garantiza orden fiscal, sino caos.

¿Y Milei?

El libertario argentino había tejido su proyección internacional entre abrazos a ambos titanes. En febrero, durante la CPAC en Washington, protagonizó junto a Musk el ya mítico show de la motosierra. Fue el gesto más visual del romance político: “Esta es la motosierra de la burocracia”, celebró Musk al recibir el fetiche libertario de manos de Milei. Detrás del telón, Trump aplaudía el espectáculo.

Hoy ese triángulo se quiebra. Y no es menor. Porque Milei ha hecho de su alineamiento con la derecha global no solo una política exterior, sino una parte sustantiva de su narrativa de poder. Su primera visita a Musk en Texas, en abril de 2024, fue difundida como un hito. Su presencia en la CPAC, como una consolidación. Pero ahora, cuando el show se convierte en fractura, opta por mirar para otro lado.

¿Silencio estratégico o temor al costo político?

Esa es la gran pregunta. En el seno del oficialismo hay quienes minimizan el asunto, aludiendo a que se trata de una interna ajena. Pero en el fondo saben que no lo es. La pelea entre Musk y Trump no es solo un escándalo entre millonarios: es la manifestación de una disputa sobre el rumbo del poder global conservador, el mismo al que Milei aspira a integrarse.

Mientras tanto, la motosierra se oxida en alguna oficina californiana. Musk renunció al efímero “Departamento de Eficiencia Gubernamental” el pasado 30 de mayo y Tesla sufre caídas estrepitosas en bolsa. Trump, por su parte, insiste en una retórica belicista y proteccionista que espanta a los mercados. En medio, Milei juega al equilibrista, tratando de no caer.

¿Se puede ser amigo de los dos cuando ellos son enemigos?

Esa es la tensión que atraviesa hoy la política exterior argentina. A diferencia de otras diplomacias que priorizan intereses nacionales por sobre afinidades personales, la de Milei se construyó sobre la idea de “ser parte de una causa”. Pero esa causa hoy se fragmenta. Y el Presidente, que durante meses fue el niño mimado de la derecha internacional, ahora observa cómo sus ídolos se destruyen entre ellos.

Tal vez sea por eso que en Roma se canceló a último momento una conferencia de prensa del canciller Gerardo Werthein. Tal vez por eso también se insiste en que no hay postura oficial. Porque opinar implica elegir. Y elegir, en este caso, implica perder algo: o la motosierra, o el aplauso.

Por ahora, Milei prefiere callar. Pero la motosierra no olvida.