
Las muñecas "reborn" o renacidas, de aspecto hiperrealista, están revolucionando las redes sociales en Brasil. Lo que comenzó como una afición terapéutica o de coleccionistas ha escalado hasta convertirse en un fenómeno masivo. Influencers muestran partos simulados, visitas al pediatra o escenas de la vida diaria con estos bebés de silicona.
Este auge no ha pasado desapercibido: desde parques de São Paulo hasta debates en el Congreso, las muñecas reborn se han instalado como un tema cultural relevante. Grupos de entusiastas se reúnen para compartir experiencias y hasta han solicitado reconocimiento institucional para las artesanas que las fabrican.
Videos virales han sido la puerta de entrada para la popularidad de estas muñecas. Clips con partos simulados, diálogos afectivos o situaciones cotidianas acumulan millones de visualizaciones en TikTok, Instagram y YouTube. El contenido conmueve a algunos, divierte a otros y desconcierta al resto.
Detrás de la aparente inocencia, se abre una ventana hacia nuevas formas de relación emocional y de identidad. Algunos usuarios adoptan estas muñecas como parte de su vida cotidiana, con rutinas de cuidado que simulan la crianza real, aunque sin implicaciones legales ni sanitarias.
🇧🇷 Fabriqués de manière artisanale, les poupées "Reborn" sont plus vraies que nature: veines, larmes, salive... Certains poupons peuvent même téter ou uriner. Ce concept né dans les années 90 aux États-Unis a remporté un succès grandissant ces dernières années au Brésil ⤵️ pic.twitter.com/1CTWkY91RF
— Agence France-Presse (@afpfr) June 8, 2025
El Congreso brasileño no ha quedado al margen del debate. Se han presentado proyectos para prohibir el acceso de las muñecas reborn a servicios públicos de salud y establecer días conmemorativos para las "cigüeñas artesanas". Algunas iniciativas han sido criticadas por restar atención a problemas sociales más urgentes.
Una demanda laboral por "licencia de maternidad" para cuidar una muñeca fue rechazada, pero desató discusiones en medios y foros legales. Mientras tanto, la diputada Talíria Petrone (PSOL) cuestionó que estas iniciativas legislativas desplacen debates sobre desigualdad y justicia social.
El fenómeno reborn plantea preguntas sobre salud mental, soledad y la función simbólica de los objetos. Para algunos, estas muñecas cumplen un rol terapéutico o ayudan a sobrellevar pérdidas. Para otros, representan una infantilización preocupante de la sociedad.
La intensidad del debate sugiere que el corazón de la discusión no está en las muñecas en sí, sino en las emociones, las redes y la política cultural del presente. El caso brasileño podría anticipar un fenómeno global donde las líneas entre lo real y lo representado se vuelven cada vez más borrosas.
Brasil se convierte en laboratorio de tensiones contemporáneas: tecnología, afecto y representación convergen en un objeto inesperado. Las muñecas reborn ya no son solo juguetes o piezas de colección, sino emblemas de un presente fragmentado entre la hiperconectividad, la soledad y la identidad digital.
Mientras algunos celebran la creatividad y la libertad de expresión, otros piden regulación y sentido común. En medio de este dilema, las reborn siguen paseando en cochecitos por parques de Brasil, testigos mudas de un debate que apenas comienza.