Del azúcar al motor: el NOA presiona por una nueva ley de biocombustibles

La cadena de valor azucarera reclamó a legisladores nacionales por un nuevo marco legal para los biocombustibles. En la actualidad, en Argentina rige la Ley 27.640, que establece el marco regulatorio para la producción de bioetanol y biodiésel para su corte obligatorio con naftas y gasoil, respectivamente. 

Desde agosto de 2021, esta ley estableció un 5% de biodiésel para su mezcla con gasoil -que en la actualidad se ubica cerca del 7,5%, a partir de aporte de la industria exportadora tras los últimos faltantes de combustibles- y de 12% de bioetanol para su uso en naftas. De ese porcentaje, un 6% se origina a partir de maíz y 6% en base a caña de azúcar.

En el caso de la caña de azúcar, se trata de una cadena de valor que tiene una fuerte presencia en el norte argentino, sobre todo en la provincia de Tucumán.  En diálogo con News Digitales, el presidente del Centro Azucarero Argentino (CAA), Jorge Feijóo, destacó el impacto del bioetanol en el sector sucroalcoholero y el NOA en particular y en el país en general, en términos de ahorro de divisas, calidad del medio ambiente y salud.

El presidente del CAA impulsa un proyecto de ley creado por la denominada “Liga Bioenergética”, que está ingresado en el Congreso nacional. Este espacio incluye a las provincias de Catamarca, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Misiones, Jujuy, Salta, Santa Fe y Tucumán. El directivo defendió este proyecto ante legisladores nacionales, en el marco del reciente congreso Maizar. 

Se trata de una iniciativa que apunta a elevar el corte obligatorio de bioetanol en 14% para octubre de este año y del 15% para el mismo mes de 2026. En el caso del biodiésel, contempla una suba en la mezcla en dos tramos, de 12% este año hasta llegar al 15% en 2027. 

Una cadena de valor de alto impacto

El directivo destacó que desde 2006, la producción de alcohol -subproducto de la caña de azúcar- se triplicó de 208.000 m3 a 582.000 m3 y a partir del primer corte de 3% en naftas establecido en 2010, la superficie de caña de azúcar aumentó un 42%. “Esto muestra el compromiso y contribución del sector al desarrollo del Plan de Bioetanol”, afirmó. 

Este impacto positivo se generó a partir de una serie de inversiones, que según el CAA fueron por U$S 553 millones durante el período analizado. De ese monto, U$S 380 millones de destinaron a la industria (destilerías y deshidratadoras); U$S 115 millones en plantaciones y U$S 38 en gestión ambiental. Además, deben sumarse los desembolsos realizados para la adquisición de cosechadoras, tractores y equipos de cultivo, camiones y equipos de transporte, entre otros. 

Feijóo destacó que este biocombustible ayuda a “satisfacer la demanda interna de naftas, porque las refinerías de petróleo operan a su máxima capacidad y, a pesar del aporte del bioetanol en un 12% del consumo, sigue siendo necesario importar naftas”. 

Este último dato no es menor, sobre todo en el marco de una economía que busca el superávit fiscal y equilibrar la balanza comercial. Según datos del CAA, entre 2007 y 2024,  el bioetanol evitó importaciones de naftas por U$S 5.050 millones. "Aspiramos a crecer de manera sostenible, en favor del agregado de valor a la producción primaria, el desarrollo regional, el medio ambiente, la salud y las divisas del país”, concluyó Feijóo.