
por Fercho Domínguez
La Federación Internacional de Fútbol (FIFA) apostó todas sus fichas a la realización de un Mundial de Clubes con 32 equipos, en Estados Unidos. Realizó una campaña de marketing global, puso en juego una fortuna en premios, tiene a los equipos más grandes del mundo y a las principales estrellas como Lionel Messi, Kylian Mbappe, Erling Haaland, Luka Modric, Vinicius JR y Antoine Griezmann, entre otros.
Sin embargo, a una semana del primer partido entre Inter Miami y Al Ahly SC, la venta de entradas está muy lejos de lo imaginado por los organizadores, de acuerdo a la escala de la inversión realizada.
El partido inaugural todavía no está agotado y las bandejas superiores del Hard Rock Stadium en Miami, podrían no estar bastante desiertas. Por eso, se realizaron rebajas en el precio de hasta un 84% del valor inicial, para que el sábado haya un gran marco de público.
La FIFA probó de todo para que el expendio levante, pero no hubo caso. Hace un tiempo, llegó a lanzar la comercialización de un pack que incluía tickets para este certamen y la Copa del Mundo 2026, que también se jugará en Estados Unidos. Pese a todo el esfuerzo de la FIFA, el Mundial no terminó de prender entre los hinchas y los consumidores de la industria deportiva. Acá algunas razones que podrían explicar por qué el torneo no despierta un gran interés en los hinchas.
En primer lugar, se trata de un formato inédito, con 32 equipos de todo el mundo. Si bien están los principales equipos europeos y sudamericanos, también hay varios conjuntos desconocidos para el fútbol global. En síntesis, nadie sabe bien de qué se trata el nuevo certamen.
En segundo lugar, Estados Unidos es una de las principales economías del mundo y en los últimos años apostó mucho por la Major League Soccer (MLS), sobre todo con la llegada de Lionel Messi. Sin embargo, a pesar de haber organizado la Copa del Mundo en 1994, tiene una cultura deportiva más ligada a los deportes de manos que al fútbol.
El torneo tiene equipos con diferencias abismales en cuanto a tradición futbolística y formación de talentos. Además, los equipos vienen de seis meses de competencia y habrá que ver en qué estado físico llegan los jugadores y la intensidad que desplegarán en la cancha.
¿Se verá la gambeta sudamericana, el juego corto inglés, la garra africana? Si los partidos se parecen más a exhibiciones pensadas para el marketing, partidos amistosos a beneficio o un torneo de verano en Mar del Plata, el futuro del Mundial de Clubes no será muy auspicioso.
Por eso, la FIFA ofrece premios económicos muy grandes y estableció un período de transferencias especiales para que los equipos pongan todo su arsenal en cancha. La suma que obtendrán los equipos de América Latina, por ejemplo Boca y River, son verdaderos valores que “rompen” con el mercado. Los equipos participantes podrán tener una ventaja económica para sus torneos locales, sobre todo en las ligas sudamericanas.
Se podría decir que el precio de las entradas es caro. El ticket más barato para el partido inaugural estaba casi 350 dólares (unos 420.000 pesos) cuando salieron a la venta en diciembre. Para la final, la entrada más económica alcanzaba los 892 dólares.
Además, la FIFA copió el sistema norteamericano de “precios dinámicos”, muy distinto por ejemplo al de competencias de Conmebol o de AFA, de precios fijos. El de Estados Unidos, que rige en la MLS, es un modelo diseñado para maximizar ganancias: los precios varían según el partido y el interés del público.
Los precios de las entradas cambian mucho de acuerdo a los equipos que juegan. El encuentro del Real Madrid contra RB Salzburg, vale mucho más por ejemplo, que el partido del Ulsan Hyundai de Corea del Sur, frente al Mamelodi Sundowns de Sudáfrica.
Por eso no va a ser extraño ver algunos estadios llenos y otros un poco vacíos, que le restan brillo a la competencia aunque la teoría diga que un torneo, es el principal producto de la industria deportiva. Pero así es el libre juego de la oferta y demanda aplicado aplicado al fútbol, que demuestra que el equilibrio del mercado no siempre es perfecto.