
Faltan cinco meses para los comicios presidenciales en Chile, y el panorama electoral muestra una creciente tensión entre los extremos políticos y las candidaturas moderadas. Los sondeos revelan un preocupante avance de opciones consideradas radicales en ambos lados del espectro ideológico, mientras que los nombres más centristas pierden tracción ante un electorado polarizado y demandante de posturas más firmes.
Las primarias que se avecinan serán clave para definir el futuro del país. En un entorno donde el debate público se ha endurecido, los espacios para el consenso y la negociación se reducen. La presión sobre los candidatos moderados no solo es electoral, sino también narrativa: deben justificar su vigencia frente a discursos más directos, aunque divisivos.
Jeannette Jara, candidata del Partido Comunista, ha logrado superar en las encuestas a Carolina Tohá, representante del Socialismo Democrático, una coalición de centroizquierda. Jara alcanza un 8% de apoyo frente al 7% de Tohá, reflejando un giro en el electorado hacia propuestas más duras y alineadas con una crítica frontal al modelo económico vigente.
La fragmentación en la izquierda pone en riesgo la posibilidad de articular una candidatura unificada que pueda competir en segunda vuelta. A medida que se endurecen los discursos, los votantes más moderados podrían quedar huérfanos de representación, o verse obligados a elegir entre extremos.
En el bloque de la derecha, la competencia está dominada por Evelyn Matthei y José Antonio Kast. Ambos se encuentran prácticamente empatados en varias encuestas, aunque algunos sondeos como los de Criteria le dan ventaja a Matthei con un 26% frente al 20% de Kast. Sin embargo, el ala más conservadora representada por el ex candidato republicano crece con firmeza, apelando a sectores que demandan orden, estabilidad y mayor firmeza frente al descontento ciudadano.
Matthei, pese a su experiencia y visibilidad, ha tenido que enfrentar episodios públicos que afectan su imagen, como el reciente incidente en un mitin donde su reacción fue duramente criticada. Aun así, se mantiene como una figura con respaldo transversal y capacidad de gobernabilidad. Mientras tanto, Kast consolida su base con un discurso enfocado en seguridad y control institucional, apelando a un sector que desconfía de las élites tradicionales.
La polarización en Chile no es nueva, pero sí se ha agudizado tras el estallido social de 2019 y los fracasos del proceso constituyente. Muchos ciudadanos descreen del centro político y consideran que éste ha fracasado en dar respuestas concretas a las demandas sociales. Al mismo tiempo, miran con escepticismo las propuestas más radicales por considerarlas poco viables o excesivamente ideologizadas.
Este contexto favorece a las candidaturas con posiciones más definidas, que ofrecen respuestas claras, aunque a menudo polarizantes. La moderación es vista como sinónimo de indecisión, mientras que posturas más firmes ganan terreno ante la demanda de certezas en un contexto de crisis.
Si la próxima segunda vuelta enfrenta a dos extremos ideológicos, Chile podría enfrentarse a un escenario de ingobernabilidad o de fuerte conflictividad política. Los consensos básicos, necesarios para avanzar en reformas estructurales, podrían verse bloqueados por una división parlamentaria acorde a esa misma polarización.
La necesidad de un liderazgo capaz de articular mayorías se vuelve central. Figuras como Matthei, con experiencia de gobierno y discurso firme pero no rupturista, podrían representar una alternativa viable para reconducir el país hacia una mayor estabilidad institucional.
Evelyn Rose Matthei Fornet es una licenciada en economía y política chilena, anteriormente fue alcaldesa de la comuna de Providencia, cargo que ejerció entre 2016 y 2024.
La elección de 2025 podría marcar un punto de inflexión en la democracia chilena. La presión que ejercen los extremos sobre las candidaturas moderadas muestra un cambio profundo en el comportamiento electoral y en las expectativas de representación. La noción de centro como espacio de encuentro está en crisis, pero podría redefinirse si emergen liderazgos con firmeza, experiencia y vocación de orden.
El reto es doble: para los candidatos moderados, recuperar legitimidad y articulación; y para el electorado, optar por una visión de país que no reproduzca la fragmentación sino que la supere. En cinco meses, Chile podría redefinir su rumbo político por décadas.