
Thiago Correa tenía 9 años y murió tras recibir un disparo en la cabeza cuando un policía disparó contra delincuentes en el partido bonaerense de La Matanza. La tragedia dejó a su familia devastada, pero en medio del dolor, sus padres tomaron una decisión que transformó la muerte en esperanza: donaron sus órganos y lograron salvar o mejorar la vida de cuatro personas.
Según informó el Incucai (Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante), el procedimiento se realizó en el Hospital de Niños de San Justo, donde Thiago fue trasladado en estado crítico. “El corazón lo recibió un nene de 4 años; el riñón izquierdo, un nene de 5; el hígado se implantó en una nena de 13; y el riñón derecho, en una mujer de 46”, detallaron desde el organismo.
La noticia fue compartida por la madre del niño, Daira Medina, en sus redes sociales. “Thiago salvó vidas”, escribió.
“Yo no tuve la oportunidad con Thiaguito, pero decidí dar oportunidad a las personas que también estaban en riesgo de vida y necesitaban un órgano. Así que colaboré con eso y estoy muy orgullosa de la decisión que tomamos junto al padre”, dijo Medina en diálogo con C5N.
La madre expresó el deseo de poder contactarse con quienes recibieron los órganos de su hijo. “Ver al nenito con el corazón de mi hijo latiendo… Es una manera de poder sentir a Thiago latiendo en otro cuerpo”, dijo con emoción.
Thiago perdió la vida por un balazo disparado por un joven policía de 21 años que enfrentó a cuatro delincuentes que intentaban robarle a él y a su madre. El efectivo, imputado por homicidio simple con dolo eventual, continúa detenido mientras avanza la investigación a cargo del fiscal Diego Rulli.
En su testimonio, el policía afirmó que no tenía intención de herir a terceros y responsabilizó a los delincuentes por el tiroteo. “Prefería que me maten a mí antes de que Thiago hubiese muerto”, declaró. “Si no hubiese sido por estos cuatro delincuentes, Thiago estaría vivo”.
LN