17/06/2025 - Edición Nº861

Internacionales

Giro saharaui

Ghana abandona a la RASD y abraza el plan de autonomía de Marruecos

17/06/2025 | Accra rompe con 40 años de apoyo al Polisario y se acerca a Rabat buscando puertos e inversión, pese a tensiones con Argelia y la Unión Africana.



La política exterior ghanesa dio un vuelco histórico cuando su canciller, Samuel Okudzeto Ablakwa, declaró en Rabat que el plan de autonomía marroquí para el Sáhara Occidental es la única solución seria y creíble. Con ello, Ghana puso fin a 45 años de reconocimiento de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), un giro que sorprendió a la opinión pública y sacudió los equilibrios dentro de la Unión Africana.

Hasta entonces, Accra había mantenido una posición coherente con el movimiento panafricano que, en 1979, respaldó la autodeterminación del pueblo saharaui. Sin embargo, la red diplomática de Marruecos en África y los incentivos económicos ofrecidos por Rabat convencieron al Gobierno de que la reorientación podía traducirse en beneficios tangibles a corto plazo.

Un giro tras décadas de solidaridad

El reconocimiento a la RASD, otorgado por el Consejo Revolucionario de Jerry Rawlings en 1979, respondía a la lógica de la descolonización. Desde entonces, todos los gobiernos ghaneses —civiles y militares— habían respetado ese compromiso. Suspender las relaciones no solo quiebra una continuidad histórica; también deja en minoría a los países que aún defienden abiertamente el referéndum de independencia promovido por el Frente Polisario.

El comunicado conjunto del 5 de junio subraya que Ghana «acoge favorablemente los esfuerzos de Marruecos» y anima a la ONU a «trabajar sobre la base del proyecto de autonomía». Para los analistas, la redacción calcada de comunicados similares emitidos por Kenia o Togo sugiere una estrategia de copiar-pegar diplomático diseñada en Rabat para proyectar la idea de un consenso continental.

Incentivos económicos para Accra

Fuentes del Ministerio de Comercio confirman que Marruecos ofreció exención de visados para ciudadanos ghaneses, acceso preferente a los futuros puertos atlánticos de Dajla y Laayoune y un fondo de inversión conjunta en agricultura y fintech. Este paquete se cimenta en la ambición de Accra de convertir el puerto de Tema en un centro logístico que enlace con los corredores de mercancías marroquíes hacia el Sahel.

Además, la promesa de organizar un Foro de Negocios Ghana-Marruecos en octubre de 2025 despierta expectativas en los sectores privados, que temen perder competitividad frente a Costa de Marfil o Senegal, ya alineados con Rabat. En la práctica, Ghana busca diversificar sus socios en un momento de desaceleración de la inversión china y mayores restricciones crediticias occidentales.

Reacciones en el tablero diplomático

El Frente Polisario denunció la medida como una "traición al derecho de autodeterminación" y solicitó una sesión extraordinaria de la Unión Africana. Por su parte, Argelia calificó el paso de Accra como «un revés que no altera la legalidad internacional» y estudia contramedidas que podrían traducirse en menor cooperación energética con Ghana.

En el Parlamento ghanés, la minoría opositora ha pedido explicaciones sobre lo que considera posiciones contradictorias, puesto que en marzo el Gobierno había enviado mensajes de buena voluntad a Argel. Aun así, los observadores conceden baja probabilidad a una marcha atrás, dado que el sector empresarial respalda el nuevo rumbo diplomático.

Escenario regional y perspectivas

Con la decisión ghanesa, 29 de los 54 miembros de la Unión Africana han congelado o retirado su reconocimiento a la RASD. Si países influyentes como Senegal o Benín adoptan una postura similar antes de la cumbre UA-UE de 2026, el equilibrio diplomático se inclinaría aún más a favor de Marruecos. Esa tendencia, sin embargo, encuentra resistencia en estados de perfil panafricanista, como Argelia, Sudáfrica y Nigeria.

Desde Adís Abeba advierten que el aparente efecto dominó podría alimentar una carrera de incentivos: Rabat prometería infraestructuras y financiación, mientras Argelia reforzaría su ayuda militar y humanitaria al Polisario. El resultado, a medio plazo, podría ser el estancamiento de un conflicto que ya cumple medio siglo.


Mohamed VI, rey de Marruecos. 

Cálculo diplomático y costo panafricano

Para Ghana, el viraje conlleva ganancias económicas potenciales en logística y comercio, así como un alineamiento con la coalición de países que respaldan la autonomía marroquí. No obstante, la decisión debilita la narrativa panafricana de solidaridad con los pueblos en proceso de descolonización y erosiona la cohesión interna de la Unión Africana. A la larga, la apuesta de Accra solo será rentable si Rabat materializa sus promesas de inversión y si la tensión con Argelia no se traduce en costes diplomáticos o comerciales.

En suma, el caso ghanés ilustra cómo el conflicto del Sáhara Occidental se ha convertido en un tablero de geoeconomía: los Estados se reposicionan menos por principios y más por la competencia por puertos, corredores logísticos y capital extranjero.