
La decisión de Brasil de construir un parque eólico en Coxilha Negra, una franja ubicada en el límite con Uruguay, reavivó una disputa limítrofe que parecía dormida desde hacía décadas. La obra está a cargo de la empresa estatal Electrobrás, que avanza sin notificación formal al gobierno uruguayo, pese a que Montevideo sostiene que se trata de un territorio propio, erróneamente ocupado desde principios del siglo XX.
La zona en cuestión, también conocida como Rincón de Artigas, comprende unas 25.000 hectáreas entre los departamentos uruguayos de Artigas y Rivera, y el estado brasileño de Río Grande del Sur. El reclamo uruguayo se basa en una mala interpretación de los tratados de 1851, que asignaron el límite al arroyo de la Invernada cuando en realidad debía ser el arroyo de la Arnillas. La diferencia generó un triángulo de tierra que, según Uruguay, fue mal delimitado y nunca debió pertenecer a Brasil.
La polémica resurgió cuando Electrobrás retomó en 2021 la construcción del parque eólico Coxilha Negra, luego de un acuerdo bilateral que había frenado los trabajos en 2011. Aunque Uruguay no emitió objeciones formales en ese momento, ahora exige la reapertura de las negociaciones fronterizas, señalando que la instalación viola su soberanía.
La obra avanza en una región donde, de hecho, la administración es ejercida por Brasil desde hace décadas. Sin embargo, para el gobierno uruguayo esta ocupación no implica reconocimiento legal alguno. A través de una nota verbal enviada el 11 de junio de 2025, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Uruguay instó a su par brasileño a activar la comisión binacional encargada de la demarcación territorial.
En Montevideo, la cancillería subrayó que el reclamo no se trata de una confrontación, sino de un pedido para reabrir un expediente olvidado. La nota diplomática destaca la voluntad de resolver el diferendo “en un espíritu de hermandad, equidad y justicia”, y recuerda que el Estado uruguayo ya había manifestado su posición en 1934 y 1988, sin avances posteriores.
Del lado brasileño, hasta el momento no ha habido una respuesta pública al planteo uruguayo. Brasil sostiene su soberanía sobre la zona con base en sus mapas oficiales y en la continuidad administrativa, lo cual podría jugar a su favor si el conflicto escalara al plano jurídico internacional. Aun así, el contexto político y energético podría llevar a ambas partes a buscar una solución más pragmática.
Parque Eólico Brasileño En Zona En Disputa: Uruguay Eleva Reclamación Oficial
— Canal Doce Melo (@CanalDoceMelo) June 12, 2025
Uruguay presentó una nota diplomática ante Brasil luego de que la empresa estatal brasileña Electrobrás iniciara la construcción del Parque Eólico Coxilha Negra. pic.twitter.com/u9Mvh94ELi
Expertos en derecho internacional advierten que Uruguay debió haber protestado formalmente en 2021, cuando comenzaron las obras, para evitar que el tiempo jugara en su contra. La falta de una impugnación oportuna podría facilitar un argumento de prescripción a favor de Brasil si la cuestión se somete a arbitraje o mediación internacional.
Mientras tanto, el tema ha empezado a colarse en la política interna uruguaya. Varios legisladores del norte del país, especialmente del Partido Nacional y del Frente Amplio, reclamaron al Ejecutivo una actitud más firme frente a lo que consideran una violación de la integridad territorial. El conflicto, aunque diplomático, toca fibras sensibles del nacionalismo local.
Aunque no hay indicios de que el diferendo derive en una crisis mayor, la situación plantea un dilema incómodo para dos países que históricamente han mantenido buenas relaciones. La explotación energética de un terreno disputado puede interpretarse como un acto de afirmación soberana que tensiona la diplomacia sin recurrir a la confrontación directa.
El futuro del parque eólico y de la propia Coxilha Negra dependerá en gran medida de la voluntad política de ambas capitales. Por ahora, Montevideo vuelve a reclamar lo que nunca consideró perdido, mientras Brasil sigue construyendo, como si la frontera ya estuviera zanjada.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Uruguay envió hoy una nota verbal a Brasil, en la que deja "expresa constancia" de que la construcción del Parque Eólico “Coxilha Negra”, proceso iniciado en el 2021 y desconocido por el actual Gobierno, no supone reconocer el ejercicio… pic.twitter.com/WtU0O3PoQq
— Cancillería Uruguay 🇺🇾 (@CancilleriaUy) June 11, 2025
La reaparición del reclamo por Coxilha Negra evidencia cómo los conflictos territoriales no resueltos pueden volver a escena cuando se combinan con intereses económicos concretos. La acción brasileña, aunque posiblemente legal desde su perspectiva, muestra una estrategia de hechos consumados que complica la salida diplomática. Uruguay, por su parte, enfrenta el desafío de defender su posición con argumentos sólidos, sin erosionar la relación con uno de sus principales socios regionales.
Lo que está en juego no es solo un triángulo de tierra fronteriza, sino el precedente que este conflicto puede sentar para futuras disputas limítrofes en América del Sur. A medida que la transición energética se vuelve una prioridad estratégica, la delimitación clara de la soberanía será un factor clave en los proyectos binacionales. La forma en que Brasil y Uruguay manejen este caso será observada de cerca por otros países de la región.