
Otra escuela privada cerró sus puertas en la ciudad de Buenos Aires, en medio del ciclo lectivo y con escasa comunicación hacia las familias. Se trata de la Escuela Álamos, una institución de nivel inicial y primario ubicada en el barrio porteño de Almagro, que cesó sus actividades de manera sorpresiva, según denunciaron padres y docentes.
“Me avisan del colegio que mañana a las 12 hs ya cierran”, fue el mensaje que algunas familias recibieron por WhatsApp para enterarse del abrupto final. De inmediato se generó una fuerte preocupación entre los padres, quienes reclamaron la falta de previsión, la nula explicación institucional y el estado de abandono en el que quedó el alumnado.
Según fuentes del sector, la matrícula de la escuela venía en caída desde hace tiempo, pero sorprendió que el cierre se produjera sin aviso formal en junio. “La baja natalidad, los altos costos de mantenimiento edilicio y el impacto económico post pandemia dejaron a muchas instituciones vulnerables”, explicaron.
Este año, el colegio funcionaba con apenas algunos grados: primero, cuarto, quinto y séptimo. En mayo, cuarto y quinto fueron fusionados por la baja cantidad de estudiantes. Los niveles del jardín ya estaban todos unificados. El cuadro se agravó con la inestabilidad docente: séptimo grado, que tenía solo 11 alumnos, pasó por al menos cuatro maestras distintas y terminó siendo atendido por la directora.
Leticia Ríos, madre de una alumna, relató la situación caótica: “Mi hija está desde segundo grado. Tiene una maestra integradora porque tiene un certificado de discapacidad. Decidimos esperar para que los chicos terminaran juntos, nunca pensamos que iban a cerrar así. Es indignante la maniobra que han tenido”, según publicó La Nación.
Ríos aseguró que a mediados de mayo escribió al colegio para manifestar su preocupación, pero nunca recibió respuesta oficial. Solo obtuvo un llamado informal del dueño, quien prometió que todo se estaba intentando resolver, aunque rechazó reunirse con las familias.
Según la madre, la situación explotó durante la primera semana de junio. “El martes 3, la directora me pidió que retirara a mi hija porque no podía darle clases. El jueves 5, una madre nos avisó que el colegio cerraba. El viernes nos dieron los boletines, pero estaban mal hechos. Todo fue muy improvisado”, denunció Ríos.
Desde el Ministerio de Educación porteño confirmaron que se trata de una escuela de gestión privada y sin subvención estatal. Indicaron que “se brindó acompañamiento pedagógico y administrativo durante el proceso de cierre” y que se trabajó en la reubicación de los alumnos. Sin embargo, no pudieron precisar con cuántos días de anticipación se notificó formalmente a las familias.