19/06/2025 - Edición Nº863

Internacionales

Justicia transnacional

Chile: Trinidad Steinert, la fiscal que desmantela al Tren de Aragua

18/06/2025 | Con una estrategia inédita, la fiscal regional de Tarapacá lideró el proceso que condenó a 12 integrantes del grupo criminal venezolano.



La irrupción del Tren de Aragua en Chile encendió todas las alertas. Originada en Venezuela, esta organización criminal ha extendido su red por Sudamérica, sembrando violencia, trata de personas y narcotráfico. Durante años, su presencia en el norte chileno fue una sospecha persistente, difícil de probar ante tribunales. Hasta que apareció Trinidad Steinert, fiscal regional de Tarapacá, quien logró lo que parecía imposible: demostrar judicialmente la existencia y operación de esta banda en el país.

Desde febrero de 2024, Steinert asumió como la primera mujer en liderar la Fiscalía Regional de Tarapacá. Con más de dos décadas de experiencia en el Ministerio Público, especializada en delitos violentos y trata de personas, reorganizó por completo el enfoque del organismo frente al crimen organizado. Su estilo metódico y estratégico se convirtió en una pieza clave en la lucha contra el Tren de Aragua.

Condenas sin precedentes

En una resolución histórica, 12 integrantes del Tren de Aragua fueron condenados por crímenes que incluyen homicidio, secuestro, amenazas, tráfico de drogas y trata de personas. Entre ellos figuran Carlos González Vaca, alias "Estrella", identificado como el líder del grupo en Chile, y Harol Rangel Villa, conocido como "Harol Petare", su brazo operativo.

El juicio, que se extendió durante varios meses, implicó la recolección de más de 1.000 pruebas, 200 testigos y 38 peritajes. Fue la primera vez que un tribunal chileno reconoció formalmente la existencia del Tren de Aragua como una estructura criminal transnacional, lo que el fiscal nacional Ángel Valencia calificó como "una victoria institucional" y "un parteaguas en el combate al crimen organizado".

Una estrategia integral

El enfoque de Steinert no fue únicamente penal. Impulsó una metodología interdisciplinaria, integrando análisis económicos, tecnológicos y criminalísticos para mapear la estructura interna de la banda. Según sus palabras, el Tren de Aragua opera "como una empresa criminal con alta capacidad de reconfiguración", lo que exigía respuestas fuera de los esquemas tradicionales.

Uno de los elementos clave fue su visión sistémica: no perseguir únicamente los crímenes individuales, sino desmantelar la lógica operativa del grupo. Esto implicó proteger testigos, coordinar con fuerzas de seguridad en la frontera y rastrear patrones de lavado de dinero que conectaban con otras operaciones en Perú y Bolivia.

El siguiente objetivo: el dinero

Ahora, la fiscal Steinert se prepara para la segunda etapa: seguir el rastro del dinero. Según anunció, la investigación se ampliará a los recursos financieros que alimentan la estructura de la banda, con énfasis en transferencias internacionales, empresas de fachada y operadores logísticos.

Esta fase es crucial para desarticular completamente a la organización. “Si no tocamos su capacidad económica, solo cortamos una cabeza de una hidra”, declaró. El Ministerio Público ya está coordinando con la Unidad de Análisis Financiero y con fiscales de países vecinos para seguir las pistas del dinero sucio que financia al Tren de Aragua.

Un fenómeno regional

La operación del Tren de Aragua en Chile no es un caso aislado. Desde 2021, la banda ha logrado establecerse en zonas fronterizas como Colchane y extenderse hacia ciudades como Iquique, Arica y Santiago. Su modus operandi incluye el uso de pasos ilegales, extorsiones a migrantes y dominio territorial en sectores vulnerables.

La preocupación regional crece. El grupo ya ha sido detectado en Colombia, Brasil, Perú y Estados Unidos. El asesinato en Chile del disidente venezolano Ronald Ojeda encendió aún más las alertas, al sugerir posibles vínculos entre el crimen organizado y objetivos políticos, en una línea difusa entre el crimen común y la inteligencia estatal.

Lucha contra el crimen 

La labor de Trinidad Steinert marca un punto de inflexión en la capacidad del Estado chileno para enfrentar estructuras criminales complejas con presencia regional. No se trata solo de castigar delitos, sino de intervenir quirúrgicamente en la lógica financiera y operativa que las sostiene. En ese sentido, su estrategia se aproxima más a una operación de inteligencia judicial que a una mera persecución penal.

El desafío, ahora, es sostener esa voluntad institucional a largo plazo, con colaboración transfronteriza, resguardo de los derechos fundamentales y una comprensión profunda de que la criminalidad organizada exige respuestas estructurales, no reactivas. Steinert ha demostrado que es posible. Queda por ver si el Estado chileno —y sus vecinos— estarán a la altura del siguiente capítulo.