19/06/2025 - Edición Nº863

Opinión


Identidad y memoria

Detrás de Cristina, un país que no se borra

19/06/2025 | La defensa de la ex presidenta trasciende lo jurídico y representa una porción profunda de la sociedad argentina que reclama reconocimiento y justicia social.



Ayer hubo una marcha. Como tantas veces. Como habrá en el futuro. Muchas por Cristina y otras por banderas que van más allá de Cristina. Lo que se expresa no se limita a la defensa de una persona. Es algo más incómodo, más amplio, más profundo: una porción enorme del país que no se deja borrar.

Detrás de Cristina —y más allá de Cristina— hay millones de argentinos que no están dispuestos a que su historia política, sus ideas, su forma de vivir, su lugar en el mundo, sean barridos como si fueran un error. Gente que no defiende una inocencia jurídica, sino una memoria emocional. Que no exige impunidad, sino reconocimiento. Que no siempre tiene un nombre, pero que sí tiene un lugar.

La pregunta entonces no es jurídica. Es política. Y sobre todo: es humana.

¿El país que la odia va a hacer de cuenta que esa Argentina no existe? ¿Van a construir futuro negando que hay millones que, más allá o más acá de ese fenómeno histórico singular llamado kirchnerismo, siguen viviendo con un conjunto de convicciones, modos de sentir y formas de hacer en las que la justicia social y el derecho a una vida digna aparecen como pilares constitutivos?

¿Van a convencerse de que, si Cristina va presa, se terminó todo? ¿O van a aceptar, al fin, que lo que Cristina representa no nació con ella y no va a morir con ella?

El problema no es si Cristina va presa o no. El problema es qué hace la Argentina que ganó con la Argentina que perdió. ¿La integra? ¿La representa? ¿La transforma en algo nuevo? ¿O simplemente la aplasta?

Las ideas que sostuvieron al kirchnerismo no están terminadas. El rol del Estado, el mercado interno, la redistribución, los derechos sociales, siguen siendo convicciones e ideas rectorasd. Aunque algunos sectores crean que ya se pasó de pantalla, lo cierto es que buena parte de la sociedad no lo vive así.

La Argentina es, además, un país cíclico. Las ideas no desaparecen: se reconfiguran, bajan el tono, cambian de nombre, pero vuelven. Y si el proyecto libertario fracasa no será solo por sus formas, sino porque se apoya en una lectura equivocada del capitalismo contemporáneo y del escenario geopolítico actual. Y si el experimento se agota, lo que va a reaparecer no es necesariamente una figura, sino una matriz más reconocible: la de la justicia social como horizonte posible. Puede que vuelva bajo otros términos, pero volverá, porque una parte del país nunca dejó de pensar desde ahí.

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