
En un episodio tan insólito como preocupante, el gobernador de Tucumán, Osvaldo Jaldo, fue víctima de un robo durante un acto institucional en la localidad de La Cocha.
Mientras participaba de la inauguración de oficinas públicas, una mujer se acercó para tomarse una foto con él y, en ese instante, le sustrajo el teléfono móvil directamente del saco.
El hecho fue descubierto gracias a imágenes captadas por fotógrafos de medios locales, que documentaron el momento preciso en que la sospechosa cometía el robo.
Las fotografías permitieron a la policía identificar a la mujer, quien fue detenida en su domicilio ubicado en el barrio Los Pizarro, a varios kilómetros del lugar del acto.
La autora del hecho, identificada con las iniciales L.N.C., tenía el celular en su poder al momento del arresto. Afirmó que quería “devolver el teléfono” y “aclarar” lo sucedido, pero igualmente quedó detenida por disposición judicial bajo cargos de intento de hurto.
El entorno del mandatario atribuyó lo ocurrido a un “exceso de confianza” por parte de Jaldo y a una “maniobra rápida” de la delincuente.
Por precaución, el gobernador dio de baja la línea telefónica y realizó gestiones para su posterior reactivación. Este hecho se produjo en un contexto de alta tensión política en Tucumán.
Jaldo enfrenta cuestionamientos tras la intervención del municipio de Juan Bautista Alberdi, gobernado por un histórico dirigente peronista, Luis “Pato” Campos, quien quedó envuelto en un escándalo luego de la difusión de un audio donde se lo vincula, indirectamente, con un presunto caso de corrupción y delitos graves.
La intervención fue dispuesta por el gobernador, que también ordenó la disolución del Concejo Deliberante y convocó a elecciones en 180 días.
Aunque el robo del celular fue un incidente aislado, se suma a una serie de acontecimientos que ponen en evidencia el clima de inestabilidad política y social que atraviesa la provincia.
FS