
La amenaza del gusano barrenador del ganado ha provocado una respuesta urgente por parte de Estados Unidos y México, que buscan frenar su propagación mediante el uso de moscas estériles. El gobierno estadounidense anunció una inversión de 21 millones de dólares para reabrir y modernizar la planta de producción de moscas estériles ubicada en Metapa de Domínguez, estado de Chiapas. Esta instalación, inactiva desde hace años, se sumará al esfuerzo continental contra una plaga que ya ha generado más de una decena de casos humanos en México y ha afectado seriamente la economía ganadera.
La planta en Chiapas se une a la ya operativa instalación en Panamá, que actualmente trabaja al 100 % de su capacidad. Con la reactivación en territorio mexicano, se espera producir hasta 100 millones de moscas estériles por semana, lo que permitirá ampliar la cobertura de la técnica de insecto estéril, una herramienta biológica clave para evitar la reproducción del gusano. Esta medida resulta fundamental para restablecer las exportaciones de ganado mexicano a Estados Unidos, suspendidas desde el 11 de mayo tras la detección de larvas en animales procedentes de Veracruz.
La ofensiva contra la plaga también contempla la construcción de una nueva planta en Texas, específicamente en la base aérea Moore Air Base, con una inversión adicional de 8.5 millones de dólares. Esta instalación permitirá que Estados Unidos cuente con capacidad propia para generar moscas estériles y refuerce su frontera sur ante cualquier nuevo brote. La medida busca establecer un cinturón sanitario eficaz entre ambos países, impidiendo que la plaga se expanda hacia el norte del continente.
El gusano barrenador, que provoca miasis al infectar heridas abiertas en mamíferos, representa una doble amenaza: sanitaria y económica. El rebrote en el sur de México y Centroamérica ha encendido las alarmas luego de décadas de control exitoso. La técnica de liberar machos estériles para impedir la reproducción de la plaga ha sido una de las estrategias más eficaces desde los años noventa, y su relanzamiento marca un nuevo ciclo de cooperación científica y técnica.
La decisión de reactivar la planta en Chiapas también responde a la presión de los productores ganaderos, especialmente en el sur de México, donde la plaga ha comenzado a generar pérdidas crecientes. La reapertura permitirá una producción constante que, junto con el respaldo logístico de la planta en Panamá y la futura planta texana, ampliará la capacidad de respuesta ante focos emergentes de infección.
Además, Estados Unidos ha enviado una delegación técnica a México para revisar los avances y evaluar las zonas de control. Ambas naciones acordaron realizar evaluaciones mensuales sobre la viabilidad de reabrir completamente las exportaciones, una decisión que dependerá de la rapidez con que se logren resultados tangibles en la erradicación de la plaga. El acuerdo contempla cooperación científica, vigilancia binacional y protocolos conjuntos, en un esfuerzo por evitar consecuencias sanitarias y comerciales de gran escala.
🚨🐾 La Sefader del estado de Oaxaca, reportó el primer caso de miasis por gusano barrenador en un perro.https://t.co/4dPwSgETx3
— Aristegui Noticias (@AristeguiOnline) June 19, 2025
La reactivación de la planta en Chiapas marca el regreso de una estrategia biotecnológica que había quedado rezagada, pero que hoy cobra nuevo protagonismo. En un contexto de interdependencia agroalimentaria y sanitaria, la lucha contra el gusano barrenador no solo protege al ganado, sino que también fortalece la soberanía alimentaria de ambos países. México y EE. UU. han optado por una solución de largo plazo basada en la ciencia, en lugar de depender exclusivamente de medidas fronterizas o punitivas.
El resurgimiento de la plaga también pone de relieve la vulnerabilidad de las infraestructuras sanitarias regionales, muchas de las cuales fueron desmanteladas o debilitadas en años recientes. Esta crisis puede interpretarse como una oportunidad para reconstruir sistemas de alerta y control transfronterizos más robustos, donde la tecnología, la cooperación internacional y la prevención sean pilares permanentes, más allá de la coyuntura inmediata.