
El gobierno de Níger anunció la nacionalización de Somaïr, una de las principales minas de uranio del país, operada hasta ahora por la compañía estatal francesa Orano. La decisión, comunicada el jueves 19 de junio, se produce tras meses de tensiones entre Níger y Francia, luego del golpe militar de julio de 2023 que derrocó al gobierno civil y colocó a una junta militar en el poder.
Las autoridades nigerinas acusan a Orano de haber explotado de forma desproporcionada el recurso estratégico, apropiándose del 86,3 % del uranio producido desde 1971. Además, denuncian comportamientos "ilegales e irresponsables" por parte de la firma, que también es propiedad del Estado francés, al que califican de "abiertamente hostil" desde el golpe de Estado.
La nacionalización de Somaïr implica que el Estado de Níger asumirá la totalidad de las operaciones y activos, retirando el 63% de participación que hasta ahora tenía Orano. Esta acción se suma a la reciente cancelación de permisos de explotación en la mina de Imouraren y a la denuncia de contratos que, según Niamey, estaban vencidos desde diciembre de 2023.
Orano respondió con un comunicado en el que rechaza la medida, se declara "sorprendida" por la decisión unilateral y anuncia que iniciará acciones legales y arbitrajes internacionales. La empresa sostiene que esta acción constituye una violación del derecho internacional y de los acuerdos previamente firmados.
La escalada entre Niamey y París refleja un cambio profundo en el Sahel, donde varios países gobernados por juntas militares han comenzado a expropiar recursos naturales como parte de una agenda soberanista. Mali, Burkina Faso y ahora Níger han reforzado alianzas con Rusia y China, en detrimento de la influencia histórica de Francia en la región.
Somaïr representa cerca del 5 % de la producción mundial de uranio, por lo que su control tiene implicancias energéticas y estratégicas a nivel global. Analistas advierten que la nacionalización podría alterar el mercado nuclear internacional y generar presiones sobre los precios, mientras Níger busca nuevos socios para mantener operativa la planta.
El caso de Orano no es aislado: forma parte de una serie de medidas del gobierno militar nigerino para reducir la dependencia de ex potencias coloniales y redirigir la explotación de sus recursos hacia alianzas más favorables. No se descarta que futuras nacionalizaciones se extiendan a otros sectores estratégicos como el petróleo o el litio.
En paralelo, la relación con Francia se encuentra en su punto más bajo en décadas. París ya retiró sus tropas, embajadores y congeló cooperaciones militares y económicas. En este contexto, la expulsión de Orano representa tanto una declaración de independencia como un nuevo foco de tensión diplomática que podría escalar en tribunales internacionales.
🇫🇷⚔️🇳🇪 Nouveau problème pour Orano au Niger
— Alex Xplore (@AlexXplore) May 13, 2025
Orano dénonce l'arrestation du directeur d'Orano Mining Niger.
Cet événement s'est produit le 5 mai, lorsque les forces de sécurité nigériennes sont intervenues dans les bureaux des filiales SOMAÏR, COMINAK, IMOURAREN SA et Orano… pic.twitter.com/NAf2WRok85
Níger reconfigura su política exterior y económica apostando por el control soberano de sus recursos estratégicos. Aunque la nacionalización de Orano pueda generar inestabilidad en el corto plazo, también marca un precedente en la región sobre el uso del poder estatal para renegociar los términos de la explotación minera y nuclear con potencias extranjeras.