25/06/2025 - Edición Nº869

Internacionales

Entre la ópera y la oscuridad

Camille Monfort: la Vampira amazónica que desafió al tiempo y la muerte

23/06/2025 | Camille Monfort brilló en Belém como soprano y se desvaneció entre rumores de vampirismo, espiritismo y leyenda. Su historia aún susurra desde la selva y los mármoles del teatro.


por Roberto Trobajo Hernández


Belém, Brasil, en 1896, una ciudad amazónica vibrante, donde el dinero del caucho corre como ríos de oro, las mansiones se alzan con mármol traído de Europa y el Theatro da Paz resuena con arias que hacen temblar el alma.

En medio de este torbellino de lujo y extravagancia, una figura misteriosa se roba todas las miradas: Camille Monfort, la soprano francesa conocida como "La Vampira amazónica". Su historia es una mezcla irresistible de glamour, escándalo, rumores sobrenaturales y un toque de magia amazónica.

Voz que hipnotizaba, con una presencia inquietante

Cuentan que cuando Camille Monfort subía al escenario del Theatro da Paz, el tiempo se detenía. Su voz, dicen que era como un hechizo: cristalina, poderosa, capaz de arrancar lágrimas y suspiros a los barones del caucho y sus esposas enojadas.

No era solo su canto lo que la hacía inolvidable. Camille, con su piel pálida como la luna y ojos que parecían ver más allá de lo humano, tenía un aura que desconcertaba. Era una mujer que no encajaba en las rígidas normas victorianas de la época. Y eso, en una ciudad donde el dinero compraba prestigio, pero no toleraba transgresiones, era un problema grave.

Camille, nacida en Lyon hacia 1865, llegó a Belém con su familia, encabezada por su padre, Henri Monfort, un diplomático francés de alta alcurnia. La joven, educada y elegante, pronto se convirtió en la sensación de la élite local.

Aunque no todo eran aplausos. Las esposas de los ricos caucheros murmuraban en los salones, celosas por la atención que sus maridos prodigaban a esta extranjera de belleza inquietante. Es que Camille no solo cantaba; vivía como si las reglas no fueran con ella.

Una noche, bajo una lluvia torrencial, bailó semidesnuda en las calles de Belém, riendo mientras el agua empapaba su vestido.

¿Excentricidad? ¿Locura? ¿O algo más oscuro? Los rumores no tardaron en florecer.
"Es una vampira", susurraban algunas. "Tiene un pacto con fuerzas oscuras", aseguraban envidiosas. Así, entre óperas y champán, nació la leyenda de La Vampira Amazónica.

Sangre y espiritismo

En una época en que el espiritismo estaba de moda, Camille cantaba y jugaba con lo sobrenatural. Se decía que organizaba sesiones de espiritismo en el Palacete Pinho, un lugar que ya de por sí tenía fama de estar embrujado. Allí, bajo la luz de velas, Camille supuestamente invocaba espíritus.

Las supersticiosas juraban que podía comunicarse con los muertos.

Pero los rumores más oscuros iban más allá. Algunos aseguraban que Camille no solo hipnotizaba a los jóvenes con su voz, sino que los atraía a su camerino, donde, según las lenguas más atrevidas, les extraía sangre.

¿Por qué? Porque, claro, su palidez y su energía inagotable solo podían explicarse si era una vampira.

Se decía que había sido "infectada" por el vampirismo en Europa antes de llegar a Brasil, una teoría que alimentaba la imaginación de una sociedad fascinada por lo gótico y lo exótico.

Los desmayos de algunos asistentes a sus recitales no ayudaban a calmar ánimos: ¿eran solo por la emoción, o algo más siniestro?

Además, estaba su relación con Francisco Bolonha, el empresario más poderoso de Belém. Dicen que era su amante, que él la trajo de Francia y que, en un derroche de opulencia, la bañaba con champán en la bañera de su mansión.

Imaginen a una mujer pálida, envuelta en burbujas doradas, mientras el magnate del caucho la miraba embelesado. ¿Romántico? ¿Escandaloso? ¿O puro mito?

Perdida en la selva

La historia de Camille tiene otra faceta aún más intrigante. Hay quienes cuentan una versión muy distinta: que Camille Monfort no era solo una diva, sino una exploradora y etnobotánica fascinada por la Amazonía.

Según esta narrativa, en 1896, Camille se aventuró en una expedición al Alto Xingu con un equipo de científicos y guías indígenas. Su misión era estudiar las plantas y los conocimientos ancestrales de las comunidades locales.

Pero algo salió mal. Muy mal.

La expedición desapareció, y cuando los restos de cinco de sus miembros fueron encontrados, los cuerpos mostraban signos extraños, como si hubieran sido "drenados de fluidos corporales".

Los cuerpos de Camille y dos asistentes indígenas nunca aparecieron.

Pronto, las comunidades locales comenzaron a hablar de una "mujer pálida de ojos rojos" que vagaba por la selva, acompañada por dos sombras indígenas.

Los aldeanos, aterrorizados, dejaron ofrendas de sangre animal para apaciguarla. ¿Era Camille? ¿O solo una proyección de los miedos coloniales hacia una mujer que desafiaba las normas?

Esta versión de la historia pinta a Camille como una figura de resistencia, una mujer que se adentró en lo desconocido, rompiendo con los roles de género de su tiempo y abrazando el saber indígena.

Es una Camille más heroica, pero igual de enigmática.

Tumba con un legado inmortal

La historia de Camille Monfort llega a su clímax con su supuesta muerte en 1896, durante un devastador brote de cólera en Belém.

A los 27 años, la joven soprano fue enterrada en el Cementerio de la Soledad, en un mausoleo neoclásico que, según los relatos, está cubierto de musgo y coronado por un busto de mármol blanco.

La inscripción en la lápida reza: "Aquí yace Camila María Monfort (1865-1896), la voz que cautivó al mundo".

Empero, muchos creen que la tumba está vacía.

Algunos dicen que su muerte fue una farsa, que Camille escapó a Europa, donde, según los más fantasiosos, aún vive, eterna, con más de 150 años.

Su mausoleo… ¿Estará realmente vacío? ¿O será que Camille, como buena vampira, ríe desde algún rincón del mundo?

¿Realidad o invención?

Dejemos el romanticismo gótico por un momento; también se dice que Camille Monfort es una creación del escritor Bosco Chancen, autor de "Após a Chuva da Tarde – A Lenda de Camille Monfort, a Vampira da Amazônia".

Chancen, un apasionado por las leyendas de Belém, habría tejido esta historia inspirándose en el ambiente místico de la Amazonía.

Si fuera una invención, no le quita magia. Al contrario, hace que admiremos aún más la creatividad de Chancen, que tomó una ciudad vibrante, un contexto histórico único y un puñado de rumores para crear un mito que sigue dando de qué hablar.

Camille Monfort es un símbolo de la Amazonía misma: misteriosa, salvaje, seductora y eterna.

Brindis por Camille

Real o no, su historia es un recordatorio de que las leyendas no necesitan ser verdad para ser poderosas. Son las historias que contamos, las que nos hacen soñar, las que nos conectan con lo que fuimos y lo que queremos ser.

Si alguna vez visitan Belém, busquen su tumba, toquen el mármol frío del mausoleo, escuchen el susurro del viento entre los mangos.

Y, por si acaso, lleven un poco de champán: nunca se sabe si Camille aparecerá para brindar.

Temas de esta nota:

BRASILBELéMCAMILLE MONFORT
Relacionadas
Más Noticias