
Los gobernadores provinciales llegaron a la semana con una expectativa clara: obtener este lunes una respuesta concreta del Gobierno nacional sobre los reclamos financieros que le plantearon al jefe de Gabinete, Guillermo Francos. En un escenario fiscal crítico para las provincias, la falta de definiciones podría traducirse en un nuevo frente de conflicto para Javier Milei.
El planteo de los mandatarios fue directo: piden compensaciones por la baja de recaudación provocada, según entienden, por decisiones adoptadas desde el Ejecutivo. Cambios en impuestos internos, el nuevo esquema para Ganancias societarias y la desregulación del comercio exterior dejaron a varios distritos con ingresos mermados.
En un intento por evitar una escalada, Francos recibió a una comitiva provincial la semana pasada y prometió revisar los números junto al secretario de Hacienda, Carlos Guberman. Pero hasta ahora no hubo novedades. Y ese silencio alimenta el malestar.
Este lunes, a partir de las 11, los gobernadores volverán a reunirse en la sede del Consejo Federal de Inversiones (CFI), en Capital Federal, para fijar una posición común. Esperan que antes de ese encuentro, la Casa Rosada les haga llegar una respuesta. De lo contrario, lo que se discuta allí podría escalar en tono y volumen.
El pedido es doble: coparticipar los fondos remanentes de Aportes del Tesoro Nacional (ATN) y modificar el esquema del impuesto a los combustibles líquidos. No se trata solo de una cuestión fiscal; el trasfondo es político y marca un límite al discurso de autonomía financiera que impulsa el Gobierno libertario.
Francos, que no asistirá al encuentro del CFI porque estará en Córdoba participando de un evento de la Fundación Mediterránea, seguirá de cerca los movimientos. El funcionario es, desde hace meses, el principal canal de diálogo entre Nación y provincias, y sabe que una ruptura ahora podría afectar seriamente la gobernabilidad.
Uno de los actores clave del conflicto es Martín Llaryora. El gobernador cordobés evitó asistir a la última reunión con Francos y envió a su vice, Myrian Prunotto. Su relación con Milei es fría y distante. Paradójicamente, es en Córdoba donde se lanza el Consejo de Mayo, la mesa político-institucional que el Presidente imagina como usina de su agenda legislativa.
Ese espacio se pondrá en marcha este martes con Francos como anfitrión y con la presencia destacada de Alfredo Cornejo, gobernador de Mendoza y aliado estratégico de la Casa Rosada. Cornejo, sin embargo, también firmó el documento de reclamo junto a sus pares y participará hoy del encuentro en el CFI.
La doble presencia de Cornejo refleja la tensión del momento: acompañar la arquitectura institucional que propone Milei, pero al mismo tiempo exigir respuestas frente a una economía que golpea a las provincias. El equilibrio es precario, sobre todo en un contexto de elecciones legislativas en el horizonte.
El Gobierno busca concentrar el debate parlamentario en las reformas que promueve Milei: laboral, previsional y de coparticipación. Pero ese objetivo puede chocar con la resistencia de los mandatarios si no hay acuerdos en paralelo.
A eso se suman las negociaciones políticas del oficialismo con el PRO. Cristian Ritondo, jefe del bloque macrista en Diputados e integrante del flamante consejo, también está envuelto en la discusión electoral bonaerense. La pelea por el armado de listas trabó el pacto entre libertarios y macristas, que hoy sigue congelado.
Mientras tanto, el tiempo apremia. Con la elección bonaerense prevista para el 7 de septiembre y la nacional para el 26 de octubre, Milei necesita cerrar filas tanto en el Congreso como en los territorios. Pero si las provincias siguen esperando sin respuestas, el costo político podría ser más alto de lo que imagina.